El lunes 21, el precio del cobre se derrumbó debajo de los US$ 2, y atizó el debate entre sectores especializados y al interior del propio gabinete sobre cómo reaccionar ante la inminente recesión económica mundial. “Yo prefiero tener un punto de inflación que entrar en recesión” , sorprendió a la platea Yehude Simon apenas 24 horas después de juramentar en el cargo.
La cotización del cobre ha caído 34% en lo que va del año, el peor declive registrado. En 1989, año en que se inició la data, cayó 31%. El último bajón fue en el 2001, con el frenazo de la industria manufacturera norteamericana, en 23%.
El colapso del precio de los minerales, particularmente el cobre, nuestro principal producto de exportación, afectará el canon minero, el aporte voluntario y la recaudación fiscal en general el 2009.
Así, a la brutal contracción de la liquidez del sistema financiero internacional, se suma la violenta caída en los términos de intercambio. “El 60% de nuestras exportaciones es materia prima, y si el precio de los metales cae 25%, el valor de las exportaciones se puede reducir hasta 15%”, estimó Oscar Dancourt, ex presidente del BCR.
Ya no se descarta que algunas mineras cierren el año en rojo, con lo que el Impuesto a la Renta de la que se obtiene el canon se reduciría a cero; y crece la incertidumbre sobre la sobrevivencia de la mediana y pequeña minería, boyante en los últimos años.
¿Inflación? ¿Recesión? ¡Qué confusión! “Yehude plantea un escenario, pero no es el único: puede haber recesión con inflación (stagflación); o recesión sin inflación. Por último, ni inflación ni recesión”, dice Richard Webb, director de la escuela de postgrado de la Universidad de San Martín de Porres y ex presidente del BCR.
“Hemos tenido recesiones profundas con baja y alta inflación”, coincidió Carlos Adrianzén, economista del mismo instituto. “Los datos empíricos demuestran que no existe relación entre inflación y recesión”.
Ante la incertidumbre, el Ministerio de Economía mantiene contra viento y piteo el drástico corte del gasto público bajo el argumento de que es indispensable guardar pan para mayo (del 2009). “El Fondo de Estabilización Fiscal en la actualidad cuenta con US$ 1,787 millones, y el objetivo es alcanzar los US$ 3,500 millones a final del año”, afirmó el viceministro de Economía, Eduardo Morón.
La ambiciosa meta de ahorro habla de la magnitud del ajuste presupuestal en curso.
El MEF busca controlar la inflación (6.3% anual) a través de un frenazo en la demanda agregada, al tiempo que acumula recursos para hacer frente a la recesión mundial.
De hecho, en víspera del cambio de gabinete, AGP advirtió que “nos tocará manejar con mano dura nuestra economía durante unos meses”. Sin duda, la ratificación de Valdivieso en Economía fue un espaldarazo de Palacio a la gestión económica.
Al momento de juramentar a Simon, el presidente Alan García se salió del libreto y enfatizó la prioridad del gobierno de luchar contra la inflación, el martes 14.
“Juráis defender al país de la dramática crisis internacional (…) y de la amenaza de la inflación”, interrogó AGP a Yehude ante el crucifijo en el Salón Dorado.
–“!Sí, juro!”, respondió Simon enfáticamente.
Pero pronto el Premier se encargó de marcar distancias con el titular del MEF.
“Lo vamos a transformar con una varita mágica cuando le enseñemos los problemas sociales”, declaró Simon sobre Valdivieso.
Pocos días después, dijo que en el MEF hay funcionarios con “corazón más duro que una piedra” por no atender a provincias. Simon presiona al MEF para que abra el puño. Curiosamente, respaldan a Yehude algunos de los economistas neoliberales más radicales como Gonzalo Prialé, Pablo Bustamante y Fritz Dubois.
“Tendría que cambiar el chip el Gobierno, ya que el problema actual no es cómo enfriar, sino cómo lograr que el crecimiento no caiga aún más porque, con el chavismo merodeando por la región, aumentar la insatisfacción de la población con una fuerte desaceleración sería regalarle las próximas elecciones a la demagogia antisistema y su improvisación”, escribió Dubois en El Comercio el domingo 21.
Al día siguiente, Roberto Abusada defendió al MEF. “El ministro Valdivieso no ha comunicado suficientemente un hecho patente: con respecto al año pasado, el presente año el gasto público será mayor en aproximadamente 14%, con un gasto de inversión que aumenta en 36%. A su vez, el presupuesto del Ejecutivo para el 2009 incluye un aumento del 11.7% (incluyendo el Fronipel) con un aumento de inversión del 22%”, explicó.
La política monetaria del BCR también se encuentra bajo fuego graneado.
El BCR vendió US$ 3,500 dólares la semana previa para contener la depreciación del sol frente al dólar.
Los sectores exportadores en Adex y la Sociedad Nacional de Minería, Energía y Petróleo (SNMEP) reclaman un dólar más caro para compensar la caída en el precio de los commodities. “Con un dólar libre podemos crecer perfectamente a 7%”, aseguró Adrianzén.
En cambio, Webb respaldó la política cambiaria del BCR, “aunque quizás no hubiera sido tan agresivo, pero es una cuestión de matiz”. “El BCR se ha trazado dos objetivos: tipo de cambio fijo y control de la inflación. Esa es la única crítica”, sostuvo al analista. “Es como perseguir a la rubia y a la morena a la vez”, graficó Adrianzén.
Fuente: Caretas.
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