Para tratar de frenar el envejecimiento, de nada sirve seguir una dieta rica en verduras, cereales y fruta, o aplicarse cremas contra los efectos de los radicales libres, según un estudio de la University College London difundido hoy.
"No hay una prueba clara" de que los antioxidantes frenen la aparición de arrugas, afirman los autores de esta investigación, que pone en tela de juicio una teoría que tiene más de medio siglo de historia: la de que los antioxidantes son una especie de elixir de juventud.
Según esta teoría, los antioxidantes tienen la capacidad de retardar o prevenir esa oxidación, es decir, son capaces de contrarrestar los efectos nocivos de los radicales libres.
Los autores del estudio cuestionan esta tesis y explican las razones por las cuales no ha habido nunca una teoría definitiva al respecto, algo que vinculan además a que las industrias de la belleza y la salud han encontrado un filón de oro en las citadas dietas y cremas antioxidantes.
Para demostrarlo, realizaron su experimento con gusanos nematodos, una especie que pese a lo lejos que está de los seres humanos, comparte con ellos un buen número de genes y tiene una vida corta que permite a los científicos estudiar el proceso de envejecimiento en un lapso de tiempo no muy largo.
El director del equipo investigador, David Gems, explicó que manipularon genéticamente a los gusanos para que pudieran eliminar el exceso de radicales libres y comprobaron que su esperanza de vida no variaba con respecto a los gusanos no manipulados.
Esto sugiere, dijo Gems, que "el estrés por oxidación" no es un factor tan importante en el envejecimiento de nuestras células y tejidos como se había mantenido hasta el momento.
"El hecho es que no sabemos demasiado sobre los mecanismos clave del envejecimiento y la teoría de los radicales libres ha servido para llenar un vacío de conocimiento durante más de 50 años, pero no sirve para refutar la evidencia", señaló este investigador.
Gems añade como conclusión que "está claro que la oxidación forma parte del proceso, pero sólo juega un pequeño papel en la historia; claramente el daño por oxidación no es un causante universal ni principal del proceso de envejecimiento".
Esto no quiere decir, matiza, que una dieta equilibrada y saludable no ayude a prolongar la vida, pero es porque previene enfermedades como el cáncer, la diabetes y la osteoporosis, no las arrugas.
Fuente: EFE
"No hay una prueba clara" de que los antioxidantes frenen la aparición de arrugas, afirman los autores de esta investigación, que pone en tela de juicio una teoría que tiene más de medio siglo de historia: la de que los antioxidantes son una especie de elixir de juventud.
Según esta teoría, los antioxidantes tienen la capacidad de retardar o prevenir esa oxidación, es decir, son capaces de contrarrestar los efectos nocivos de los radicales libres.
Los autores del estudio cuestionan esta tesis y explican las razones por las cuales no ha habido nunca una teoría definitiva al respecto, algo que vinculan además a que las industrias de la belleza y la salud han encontrado un filón de oro en las citadas dietas y cremas antioxidantes.
Para demostrarlo, realizaron su experimento con gusanos nematodos, una especie que pese a lo lejos que está de los seres humanos, comparte con ellos un buen número de genes y tiene una vida corta que permite a los científicos estudiar el proceso de envejecimiento en un lapso de tiempo no muy largo.
El director del equipo investigador, David Gems, explicó que manipularon genéticamente a los gusanos para que pudieran eliminar el exceso de radicales libres y comprobaron que su esperanza de vida no variaba con respecto a los gusanos no manipulados.
Esto sugiere, dijo Gems, que "el estrés por oxidación" no es un factor tan importante en el envejecimiento de nuestras células y tejidos como se había mantenido hasta el momento.
"El hecho es que no sabemos demasiado sobre los mecanismos clave del envejecimiento y la teoría de los radicales libres ha servido para llenar un vacío de conocimiento durante más de 50 años, pero no sirve para refutar la evidencia", señaló este investigador.
Gems añade como conclusión que "está claro que la oxidación forma parte del proceso, pero sólo juega un pequeño papel en la historia; claramente el daño por oxidación no es un causante universal ni principal del proceso de envejecimiento".
Esto no quiere decir, matiza, que una dieta equilibrada y saludable no ayude a prolongar la vida, pero es porque previene enfermedades como el cáncer, la diabetes y la osteoporosis, no las arrugas.
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