viernes, 22 de julio de 2016

UP: el modelo de negocio de la universidad más cara del país

La Universidad del Pacífico prefiere mantener pequeña su población de alumnos para conservar la calidad. Pero crecer poco no siempre es favorable.

       
ESCRIBEN PAOLO BENZA Y BRUNO YSLA.
Para la universidad más cara del país, crecer es un riesgo. Aunque la cantidad de postulantes a la Universidad del Pacífico (UP) aumenta de manera sostenida desde hace siete años, los ingresantes comenzaron a caer en el 2013. La razón: el proceso de admisión se volvió más riguroso. La UP tiene un modelo de negocios que descansa sobre una base de alumnos más pequeña que la de su competencia directa, y no tiene intención de aumentarla significativamente en los próximos años. SEMANAeconómica revisó sus estados financieros y aquí los analiza.

MENOS QUE PAGAN MÁS
Actualmente, la UP tiene 4,300 alumnos estudiando carreras de pregrado, una cifra mucho menor que –por ejemplo– los 37,000 de la UPC o los 20,000 de la PUCP. Según el INEI, ya en el 2013 la Universidad de Lima y la USIL reportaban 15,000 y 17,000 alumnos, respectivamente. La Universidad Alas Peruanas –la de mayor cantidad de alumnos en el país– dijo tener 120,000 alumnos.
Aunque son pocos, los alumnos de la UP pagan las pensiones más caras del mercado. Según el Grupo Educación al Futuro, las mensualidades varían en cuatro escalas entre los S/.1,744 y los S/.3,980, rango que está por encima del de cualquier otra universidad del país. Las pensiones sostienen gran parte del modelo de negocio de la UP: de los S/.198 millones que facturó en el 2014, el 55% (S/.108 millones) correspondió a boletas de pregado y el 20% (S/.39 millones) a posgrado. “No somos una universidad elitista. Menos del 25% de los alumnos paga la escala más alta, y el 52% paga por debajo del punto de equilibrio, que es la escala 2”, responde Miguel Bravo Tantaleán, director general de administración de la UP.
“Nuestro estándar de calidad está directamente asociado a la población que tenemos. Es un riesgo crecer y tratar de mantener la calidad. No tenemos como estrategia de corto ni de largo plazo la expansión voluminosa de alumnos”, dice Bravo. “Como universidad, hemos decidido que bajo ninguna circunstancia haremos eso. En cuatro años, estimo que deberíamos llegar a una media de 5,500 alumnos en pregrado y mantenernos ahí”, agrega. La UP tiene nueve carreras de pregrado que, según Bravo, tampoco planea aumentar pronto.
A la par que el número de postulantes, el ratio de rechazo de la UP viene subiendo desde hace varios años. En el 2013 admitió a 947 nuevos estudiantes; en el 2015, a 787. “Nosotros no tenemos una meta de ingresantes, ni una cantidad mínima de cupos. Todo el que pasa, ingresa. Pero lo que ocurrió fue que los criterios de evaluación se hicieron más rigurosos”, explica Bravo.
NO TAN CONSERVADORES PARA INVERTIR
Para una universidad que no quiere crecer en alumnos, la expansión de su infraestructura no debería ser una necesidad apremiante. Según Bravo, la UP tiene 58,000 m2 de área construida, cifra que se queda corta frente a los 430,000 m2 y 80,000 m2 de terreno que tienen los campus de la PUCP y de la Universidad de Lima, respectivamente (cabe aclarar que, al medir el terreno, no se mide el área construida sobre éste, que es mucho mayor).
Pero hace seis años, el área construida de la UP era aún menor, de 28,000 m2. Hasta el 2010 –cuenta Bravo–, la política de inversiones de la UP era muy parecida a la que todavía mantiene la PUCP: no se prestaba para construir, sólo reinvertía sus excedentes. “Nos dimos cuenta de que no podíamos financiar el 100% de los crecimientos con las pensiones, así que con el Pabellón H (US$29 millones) hicimos una apuesta diferente. Teníamos cero deuda y financiamos el 90% con crédito”, explica.
El objetivo del la universidad es que, cada año, los gastos financieros sean cubiertos por los excedentes y no tengan impacto en el precio de las boletas. Esta meta no se logró el primer año de financiamiento del Pabellón H –ubicado al costado de la sede original–, “debido a que había un retraso inflacionario de 20% en las pensiones [no se había aumentado el precio respecto a la inflación]”, dice Bravo. Realizado este aumento, asegura, no se volvió a trasladar la deuda a las mensualidades. En el 2014, los gastos financieros de la UP fueron de S/.4.6 millones y el superávit, de S/.41 millones (margen neto de 20.8%).
En el 2012, la UP financió con sus excedentes la construcción del Pabellón I (US$11.5 millones), ubicado en la acera del frente y concebido exclusivamente para que los profesores realicen investigación académica. En el 2016, volvió al esquema de financiamiento de 90% con deuda para el Pabellón J1 –también al frente de la sede original–, que estará dedicado a la Escuela de Posgrado. Además, tiene en sus planes la construcción del Pabellón J2 (US$21 millones), para educación ejecutiva, y del J3, que integrará a los dos primeros.
Con estos edificios, Bravo confirma que si la UP crecerá en algo, será en posgrado (en donde ahora tiene 1,700 alumnos). “La rotación es mucho más rápida en una maestría que en una carrera de pregrado”, dice. Agrega: “podríamos crecer hasta en dos veces y media nuestro nivel de endeudamiento, pero la decisión es no hacerlo. Por eso, el J2 lo estamos midiendo y evaluando con calma”.
¿APUESTA POR LA INVESTIGACIÓN?
Bravo dice que el Plan Estratégico de la UP al 2019 implica “ser un referente regional en investigación académica”. En su análisis de los estados financieros de la PUCP (que factura S/.780 millones), SEMANAeconómica encontró que la inversión en investigación era una de las tres grandes mochilas con las que cargaba su presupuesto, y una de las razones por las que debía completarlo con rentas inmobiliarias. La investigación académica requiere una espalda financiera fuerte.
Según Bravo, la UP invierte alrededor de S/.5 millones al año en este rubro. “Las características de la PUCP son muy distintas a las de la UP. El área construida y libre que tienen les genera costos de mantenimiento altos. Nosotros tenemos una administración centralizada y, sobre todo, ponemos énfasis en la optimización del uso del metro cuadrado”, responde Bravo.
Pero para una universidad pequeña, las apuestas grandes sí son un problema. La UP gastó S/.86 millones en personal administrativo y docente en el 2014. Reportó 1,055 profesores a tiempo parcial –que no realizan investigación– y 93 a tiempo completo –que sí la realizan, pero tienen sueldos más caros–. En el Scimago Institutions Ranking (SIR) 2015, que mide el número de investigaciones publicadas en revistas académicas indexadas a la base de datos Scopus, la UP aparece en el puesto 16 del Perú, con apenas 40 publicaciones. Está por detrás de universidades privadas como la PUCP (tercera, con 644), la UPC (séptima, con 112), la Universidad San Martín de Porres (novena, con 82), la Universidad de Piura (décimo segunda, con 57) y la Universidad Ricardo Palma (décimo quinta, con 46).

No hay comentarios: