domingo, 6 de diciembre de 2015

Piénsalo bien y defiende la ley

Por Engels Ortiz Samanamud

Luego de la segunda vuelta electoral de la UNI, recibí un correo de un profesor en respuesta a modo de comentario sobre un artículo de mi autoría llamado “Cotillo sin cotillón”. En ese correo el profesor me indicaba lo siguiente: La nueva Ley Universitaria es una ley de poquísima duración, tú y yo y todos los demás sabemos que el próximo gobierno se la tira…
Este email me hizo recordar a las declaraciones del expresidente de la ANR, Orlando Velásquez, cuando se aprobó la ley universitaria y de inmediato salió a declarar junto a varios rectores de que se iban a tumbar esta ley por ser antidemocrática y vulnerar la autonomía universitaria.
Hace unos días en un programa de tv. Alan García dijo que de llegar a la presidencia se tumbaría a la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (SUNEDU); y luego Pedro Pablo Kuczynski también secundando a García manifestó que le preocupa si dicha ley controla lo que se enseña y se discute en las universidades.
También sabemos que Keiko Fujimori y su bancada se han opuesto a la ley, a tal punto, que interpusieron una acción de inconstitucionalidad y fue desestimada por el Tribunal Constitucional.
César Acuña recientemente ha dicho que respetará la ley universitaria; y uno se pregunta, podrá mantenerse al margen el dueño de un consorcio de universidades -si llegase a la presidencia- y la SUNEDU observa falta de calidad en sus universidades.
Volviendo al correo del profesor de la UNI, no le falta razones, tenemos que de los cuatros candidatos que lideran las encuestas ninguno está a favor o es asolapado con la ley.
Y, si miramos al grupo de candidatos con mínimos porcentajes, tenemos por ejemplo, a Antero Flórez Aráoz que considera que no todas las universidades deben de hacer investigación y que prácticamente tenemos que convivir con universidades buenas, regulares y malas.
Salvo, Verónika Mendoza y Julio Guzmán, desconozco de los demás candidatos, se han pronunciado en favor de esta ley.
La otrora ley universitaria 23733, que fue promulgada el 9 de diciembre de 1983, durante el gobierno de Fernando Belaúnde Terry, también fue duramente cuestionada y recordemos al maestro Luis Alberto Sánchez (LAS) cuando le preguntaron si la autonomía universitaria estaba en peligro.

LAS: No es cierto, absolutamente. Oponerse a que los decanos sean doctores, es cretino. ¿Para qué es el doctorado, entonces? Durante quince años la universidad se ha arrastrado penosamente. Olvidó el doctorado, olvidó la tesis, y poco a poco se han ido aflojando los pernos. Se eliminaron los estudios generales y en buena cuenta el hombre saltaba de una media mala a un título conquistado de cualquier manera, con lo cual hemos perdido todos: los profesionales, las universidades, las escuelas y el Perú. Eso no puede ser.

Sólo queda, que los jóvenes universitarios, docentes y padres de familia estén atentos para defender la ley universitaria 30220, ante cualquier intento del nuevo gobierno o el Congreso de pretender derogarla o modificarla sustancialmente; puesto que recién tiene un año de vigencia y se requiere el transcurrir de un quinquenio para conocer de sus resultados en pro de una universidad peruana de calidad.

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