lunes, 7 de diciembre de 2015

Manuel Burga: “Sunedu podría tumbarse a la Universidad San Martín de Porres"

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Si alguien tiene autoridad moral para hablar sobre la ley universitaria y el triste papel que juega el rector de San Marcos, Pedro Cotillo, ese es el historiador y ex rector de dicha universidad, Manuel Burga. "No hay peligro alguno para la autonomía. Lo que pasa es que la automía es privilegio pero también responsabilidad", dice.

¿Qué piensa de la posición asumida por el rector de la Universidad Mayor de San Marcos, Pedro Cotillo, frente a la ley universitaria?

Sus declaraciones son una provocación a la autoridad. Pero no me sorprende de él. En 1995, cuando era vicerrector académico de Wilson Reátegui, luego de un comentado fraude electoral, se provocó la intervención de la universidad por parte del Ejército. 

Tiene antecedentes, entonces.

Fatales. Y ahora Cotillo está invitando a una nueva intervención en la universidad, ya no del Ejército, pero sí de quienes deben velar por el Estado de derecho. Está incumpliendo la ley y es algo muy peligroso, para él y la propia universidad. 

Su elección como rector se cuestionó mucho en su momento, ¿no es cierto?

Fue verdaderamente un fraude, porque se impidió votar a la facultad de medicina, la más numerosa, y así se creó a una mayoría ficticia que lo eligió. El mismo acto de votación fue muy cuestionado. Yo creo que el Consejo Universitario debería autoconvocarse y hacer una transición decente, dentro del marco de la ley, frente al estado de renuencia de Cotillo. Deben corregir esta travesía equivocada de San Marcos y tomar el rumbo que otras universidades ya han tomado.  

¿Cómo se explica esta renuencia de Cotillo?

Hay un trasfondo político también. Los 47 congresistas que presentaron la acción de inconstitucionalidad eran los interlocutores del APRA y del fujimorismo. Estas fuerzas políticas, supongo, quieren debilitar a la ley universitaria porque hay muchos intereses económicos de algunas universidades-empresas, universidades-negocio, a las que no les gusta la regulación de la Sunedu y prefieren mantener la autorregulación, para ponerse ellas mismas sus tarifas y sus márgenes de ganancia. 

Un sistema que no ha funcionado, queda claro. 

En ningún país de América Latina ha funcionado. La autorregulación no es un invento peruano, pero sí lo es esta exageración de la mercantilización de la educación superior con altos márgenes de ganancia. Por algo Alan García dice que se tumbaría a la Sunedu, porque cabe la posibilidad de que esta se termine tumbando a la Universidad San Martín de Porres.

¿Lo cree así?

Sí, por las exigencias de la nueva ley. En general, muchas universidades-negocio van a tener dificultades. Cotillo es la marioneta que está detrás de muchos intereses ocultos. Una universidad, para ser buena, necesita una comunidad de docentes que enseñen e investiguen. Y en las universidades-negocio hay apenas de uno a tres por ciento de profesores nombrados. ¿Cómo Alan García no va a decir que se tumbaría a la Sunedu? Sí lo haría. Detrás de la actitud de Cotillo y otros rectores está la idea de que uno ha llegado a un puesto para quedarse como sea...

Sin importar el resto.

Ni la institución. La implementación de la ley, en San Marcos, se ha manipulado totalmente. El propio Cotillo manipula a la opinión pública,  porque en televisión mostró un recibo de pago diciendo que gana unos 7,600 soles y eso, se lo aseguro yo que he sido rector, es completamente falso. Si ya en eso miente, posiblemente mienta en todo lo demás. 

¿Le preocupa la posición de algunos canditos presidenciales, que evidencian tener reparos con la ley aprobada?

Me preocupa a mí y a todos los universitarios. La ley, resultado de la fusión de varias propuestas, busca detener el mercantilismo de la universidad privada y promover la calidad y un mejor gobierno en la pública. Muchos colaboraron y por la persistencia de Daniel Mora salió delante. 

Quienes se oponen a la ley, plantean que es estatista. 

No lo es. El mercado tiene imperfecciones. ¿Cómo se explica, entonces, a las reguladoras? El Estado tiene la responsabilidad de que la educación, que es un bien público, sea de calidad. Así de simple. Hay universidades peruanas que son de calidad, ahí tiene a la Católica, o a la Cayetano, o a la Pacífico. Esas deben continuar por ese camino, mientras que las públicas deben recuperar el tiempo perdido, el tiempo de desorden de caos, de encierro endogámico, de clientelas. Las mejores universidades en América Latina son las públicas, salvo en el Perú. 

¿Peligra la autonomía universitaria?

No está en cuestión, y lo digo yo, como ex rector de San Marcos, y ya lo ha dicho el Tribunal Constitucional. Al contrario, ahora las autoridades de las universidades públicas se elegirán por voto universal, secreto, ponderado, ¿qué más autonomía que esa? Lo que ocurre es que antes las universidades podían hacer lo que querían, ahora no. Ya existía una reguladora, la Conafu, que autorizaba la creación de universidades, pero estaba mal manejada. Por eso existen en el país 142 universidades y 41 están en espera de su autorización, casi el total que tiene Brasil, con 300 millones de habitantes. 

Claro, es una anomalía. 

Total, que se completa con la actitud de Pedro Cotillo, que dice: 'Acá mando yo y no la ley'. Lo peor es que esa renuencia se basa en un mito. El ex rector de la Universidad de Lovaina, Bruno Delvaux, me dijo hace unos días que la autonomía es privilegio y responsabilidad. Clarísimo: uno no puede usar la autonomía para generar clientelas, para rodearte de mediocres, para comprar votos a cambio de empleos administrativos. Los que han deteriorado la autonomía son los que se niegan a la ley universitaria, pero nadie la va a tumbar porque está en el buen sentido de la historia. 

¿Cómo convencer a los candidatos de que es necesario apoyar a la ley universitaria?

Tienen que estar atentos a la opinión pública. A los políticos les conviene promover una educación de calidad, no mercantilizarla.

La favorita en las encuestas, Keiko Fujimori, es heredera de un gobierno donde inició la desregulación. 


Es verdad. Y la desregulación multiplicó a las universidades y creó a personajes como César Acuña. Cuando la Sunedu aplique el modelo de licenciamiento a cabalidad, sus universidades, las de José Luna y las de otros, tendrán problemas. No se puede defender el negocio por encima de la necesidad de crear un capital humano para el Perú, que nos lleve a un desarrollo sostenible. Sin universidades de calidad no hay desarrollo posible. 

Fuente: La Republica

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