Por Engels
Ortiz Samanamud
Hace algunos
días me comuniqué por email con el rector de una reconocida universidad pública,
y le consulté una información que me habían alcanzado sobre la situación
económica de la universidad. Después de varios días recibí como respuesta que
todo ello era falso.
Luego le
pregunté como estaba la situación electoral en su universidad porque dentro de
poco tienen que elegir nuevas autoridades como rector y vicerrectores, y, a lo
cual me replicó, casi de inmediato lo siguiente: ahora cualquiera quiere ser
rector…
Ambas
respuestas hicieron que esbozara más de una sonrisa porque evidentemente lo
primero no tendría nada de falso y por lo contrario la universidad estaría en
serios aprietos económicos si las cartas fianzas que ahí se mencionan fueran
ejecutadas.
Sobre la
frase “ahora cualquiera quiere ser rector…” quizás no le falta razón,
-en el sentido- de que el actual rector se ha encargado de desprestigiar dicho
cargo mediante el clientelismo de puestos en oficinas y prebendas a docentes y
estudiantes.
Este jueves
se estaría debatiendo la nueva ley universitaria en el pleno del Congreso, no
sé que pueda pasar allí. La ANR que es el ente que agremia a todos los rectores
ha convocado para mañana miércoles a una marcha de rechazo a dicha propuesta de
ley.
Un sector de
estudiantes estarían sumándose a esa movilización y otros marcharían el mismo
jueves; ambos en abierta oposición al debate de esta nueva reforma
universitaria.
La semana
pasada la universidad de Chile convocó a elecciones de rector, y les llamó la
atención que desde 1998 no existía
un número tan amplio de candidatos como en esta oportunidad que se
presentaron seis candidaturas.
3
mil 163 son la cantidad de votantes de los cuales 2 mil 182 electores tienen
una ponderación de “un voto”, de ellos se desprenden académicos con jornada
entre 22 y 44 horas, además de directivos y profesores eméritos. Luego, son 680
académicos que tienen una ponderación de “medio voto”, y corresponde a quienes
tienen una jornada entre 7 y 21 horas. Finalmente, 301 docentes tienen una ponderación de “un cuarto
de voto”, por una jornada menor a 7 horas.
Otra
modalidad de elección tenemos en la universidad Autónoma de Barcelona en la que
el rector o rectora es elegido
por la comunidad universitaria, mediante elección directa y sufragio universal ponderado.
La duración de su mandato es de cuatro años, renovable por un único mandato
consecutivo. La comunidad universitaria se divide, a efectos electorales, en
cuatro sectores: sector A, profesorado doctor con vinculación permanente a la
universidad; sector B, resto de personal académico y personal investigador en
formación que ejerza funciones de docencia; sector C, estudiantes de grado y
postgrado; y sector D, personal de administración y servicios.
En nuestro
país la actual ley universitaria pide para ser rector estar en la categoría de
profesor principal y tener grado de doctor y se elige por una asamblea
conformada por autoridades, docentes y alumnos.
Mientras que
el actual proyecto de nueva ley universitaria reafirma la exigencia de ser
profesor principal y tener grado de doctor, pero serían elegidos tanto el
rector y lo vicerrectores en una plancha por voto universal ponderado de
docentes y alumnos.
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