lunes, 26 de agosto de 2013

Joven universitario que denunció a alcalde recibe golpiza

YVONNE LEIVA ROCA
Redacción Arequipa
Una semana después de haber denunciado al burgomaestre provincial de Arequipa, Alfredo Zegarra Tejada, por el cobro irregular de 47.000 soles en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), el estudiante Pavel Cayo Begazo presentó un pedido de garantías ante la gobernación, tras ser víctima de una golpiza por parte de tres desconocidos.
Hoy, al mediodía, Cayo Begazo presentó el pedido de resguardo policial y adjuntó la denuncia interpuesta en la comisaría de Ciudad Mi Trabajo por la agresión que sufrió en la madrugada del sábado 24.
Según narró a El Comercio de Arequipa, los golpes le imposibilitaron movilizarse y asentar la denuncia el pasado sábado.
“Recién hoy pude levantarme de la cama, acudir a la comisaría de Ciudad Mi Trabajo e ir al médico legista para el examen de rigor”, precisó, tras mostrar las lesiones en la cabeza, rostro y brazos.
Recordó que los tres extraños solo le robaron su DNI, 10 soles y su celular.
El estudiante no responsabilizó directamente a la autoridad provincial por los golpes, pero indicó que los agresores conocían de su rutina sabatina. “Todos los sábados yo hago ejercicios”, dijo y añadió que la golpiza la recibió a escasos metros de su vivienda, en el sector de Ciudad Mi Trabajo, en el distrito de Socabaya.
“Textualmente me dijeron que me cuide y que me calle o sino me matarían. Esto es demasiado sospechoso y antes que nada tengo que salvaguardar la integridad de mis familiares”, expuso.
El lunes de la semana pasada, Cayo Begazo denunció ante el Ministerio Público el cobro ilegal de 47.000 soles de parte de Zegarra Tejada, quien presuntamente recibió ese dinero durante un año y 9 meses como docente de la Facultad de Medicina de la UNSA, sin haber dictado clases. Esto habría sucedido antes de que Zegarra asumiera el sillón provincial.
Cayo Begazo es bachiller en Ingeniería de Materiales y actualmente cursa el tercer año de Ingeniería Metalúrgica en la casa agustina.
 
Fuente: El Comercio

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