Toda su formación la hizo en La Católica. ¿Se puede decir que es un producto de la universidad?
Ciento por ciento. Yo entré aquí el 65 y todavía estoy. Fui presidente del Centro Federado de Letras y por mucho tiempo secretario de Henry Pease.Con filiación de izquierda.Sí, claro, he pertenecido a Izquierda Unida.
¿Tienen razón los que dicen que la izquierda y los no creyentes se entronizan en puestos claves?
Yo siempre he sido católico. Además los parámetros de la izquierda hace 30 años eran distintos. Soy un socialista cristiano. Creo en la Doctrina Social de la Iglesia, en que el trabajo es la fuente de la riqueza y que hay que remunerarlo bien.
¿Por qué cree que no cuenta con la simpatía de monseñor Cipriani?
Él ha dicho que la universidad es más abierta que lo que debería ser. Hay universidades católicas en las que las facultades de Ciencias Sociales se han cerrado.O en las que profesores no católicos no pueden enseñar.Alguna vez se alabó la decisión de una universidad católica italiana en la cual, para enseñar, había que llevar certificado de catolicidad de su párroco. Son posiciones extremas. La Constitución Ex Corde Ecclesiae autoriza a que los profesores no necesariamente sean católicos. Lo único que pide, lógicamente, es que respeten las ideas católicas.
¿Lo que existe es una lucha ideológica para condenar a un moderno Galileo?
Ojalá lo fuera. Lo que hay es una concepción de universidad católica como una institución pastoral.¿El Vaticano exige eso?No es concepción del Vaticano. Nosotros estuvimos en una reunión de universidades católicas en Estados Unidos a raíz de la cual la Carta Ex Corde Ecclesiae ha sido declarada oficialmenteen revisión en el Vaticano, debido a problemas en su aplicación.
¿Porque es una Carta muy cerrada?
No es cerrada. Es la forma como la interpretan en diversos obispados del mundo, concretamente aquí, muy cerrada.
¿Entonces no van a cumplirla?
Nosotros sí cumplimos con Ex Corde Ecclesiae. Natale Amprimo dice que usted ha salido con el pie en alto.No es cierto. Yo he respondido a un comunicado del arzobispado, que entremezcla el tema de la herencia de don José de la Riva Agüero, que es un problema en el cual solo están monseñor Cipriani y el señor Walter Muñoz Cho (quien busca convertirse en el representante del Arzobispado ante la Junta Administradora de los bienes legados), con el tema del Estatuto. Ahí no hay comunicado de la Conferencia Episcopal ni del Vaticano. Yo dije que tenemos una relación cordial con la Iglesia.
Cipriani ha declarado que los obispos no estuvieron en su elección como rector.
Pero ningún obispo ha cuestionado mi elección.
¿Ha recibido el saludo de ellos?
He recibido congratulaciones.
Si no es una confrontación Iglesia vs Academia, ¿se trata del control de la universidad?
Con el control económico se tiene todo el control. Ahí se acaba la autonomía de la universidad.
¿El testamento del benefactor no da sustento en alguna medida al reclamo de Cipriani?
La muerte de don José de la Riva Agüero ocurrió hace casi 70 años. El testamento mandaba que durante los primeros 20 años, la universidad reciba sólo las rentas, y si luego de ellos la herencia existía todavía, que la Junta le entregara la propiedad. En 1964 así lo hizo y en 1994 estableció que no tenía nada que administrar. El testamento no le da al arzobispo de Lima ninguna atribución sobre la herencia. Lo único que dice es que designa uno de los miembros de la Junta. Ni siquiera dice que es su representante.
El abogado del arzobispo ha declarado que tiene derechos sobre todos los bienes de la universidad generados a partir de lo heredado.
Uno hereda una chacra, trabaja en ella 60 años, le pone edificios y después dicen que los edificios son también la herencia. Exactamente eso es lo que dice el doctor Amprimo. Yo estoy totalmente en desacuerdo.
Esa declaración delata una intención económica.
Eso es obvio.
No es muy feliz para alguien que dice perseguir un fin espiritual.
El reclamo que le hace a la universidad el arzobispado es un reclamo de bienes materiales. Aquí no ha habido nada espiritual hasta hoy.
¿Cómo van los litigios?
Si el Tribunal Constitucional declara fundado el amparo, quedamos protegidos. Pero si lo declaran infundado o improcedente, no pasa nada. Lo único que puede hacer el TC en este caso es decir: hubo amenaza, que cese, o no hay violación del derecho. No otorga ningún derecho a nada.
¿Y en el cauce judicial ordinario?
Hay un proceso en el que nosotros hemos pedido que se diga qué dicen los testamentos y el señor Muñoz Cho ha planteado que se incluya en la administración de la Junta todos los bienes de la Católica. Incluso Centrum, que lo compramos en el 2000 con un crédito, el centro comercial que ha sido construido por los inquilinos, los edificios del campus –unos producto de donaciones, otros del trabajo de la universidad que reinvierte–, lo quieren todo. Nadie puede decir que esos bienes son la herencia.
El doctor Amprimo lo ha dicho.
No sé cuáles serán sus razones jurídicas para decir eso. La herencia es una lista de bienes inventariada a la muerte de quien la deja.
A grosso modo, ¿a cuánto ascienden los bienes de la universidad?
Lo que tiene hoy la Católica está por el orden de los US$ 200 millones. En este campus hay 44 hectáreas con dos tercios de verde, flora y fauna enriquecidas. Hasta con venadillos por ahí.
Por lo visto, no tiene intención de rectificarse como se lo pide el Cardenal.
No tengo nada que rectificar. Lo que he dicho es que a monseñor Cipriani parece no gustarle la universidad que somos. Y solamente hay que escucharlo para darse cuenta.
Entrevista: Zenaida Solís (Caretas)
Fotos: Víctor Ch. Vargas (Caretas)
1 comentario:
Hay que pena, estos caviares siempre, queriendose quedar con lo ajeno. Sígale para adelante monseñor Cipriani (que si bien no es santo de mi devoción), lo apoyo incondicionalmente en esta causa.
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