martes, 7 de julio de 2009

La UNI está de duelo

Opinión.-

Por Engels Ortiz Samanamud

Me acabo de enterar de la trágica muerte de un joven talentoso de la UNI, Pedro Ronald Arias Florián, a quien llegué a conocer en el año 2006, y ya se dejaba ver en él que iba camino a convertirse en un investigador nato de la UNI, y que el país iba a tener en un futuro importantes noticias de él y sus contribuciones científicas y académicas.
Pero a veces el destino, la vida, y Dios para los creyentes, nos enfrentan a situaciones tan reprochables, y es que nadie pudo presagiar que íbamos a tener esta infausta noticia de la muerte del joven Pedro Arias Floran en tierras lejanas de China, hasta donde había partido para participar del proyecto: Nanosatélite Chasqui I.
La Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica debe de estar consternada por tan irreparable pérdida de uno de sus jóvenes cuadros que prometían muchos lauros y prestigio para esa Facultad y, por tal, para la UNI.
Sin embargo la tragedia para esta universidad es mucho mayor y se suma a este duelo, lo que aconteció el último viernes 3 de Julio, en la que la asamblea universitaria constituida por las autoridades, docentes y el tercio estudiantil eligieron al rector y los vicerrectores para el periodo 2009 – 2014.
En el caso del rector un sector de la comunidad ya intuía que pactos infames, y el clientelaje de votos asambleístas iban a conducir a la elección de Aurelio Padilla, quien encarna mediocridad, corrupción e ineptitud demostrada en su decenio como decano de la Facultad Ingeniería Mecánica, luego como vicerrector académico y finalmente como rector.
Pero lo que ha estremecido más las conciencias honestas y académicas de la UNI, es también, la elección del Geólogo Martínez Talledo quien se hizo pasar por ingeniero para ser elegido decano de la Facultad de Minas. Si este tipo es capaz de ello, que se puede esperar de su gestión al frente del vicerrectorado académico.
Esta asamblea universitaria ha actuado de una manera belicista en términos académicos y morales contra la UNI, al haber prácticamente ratificado en los cargos de rector y vicerrector académico tanto a Padilla y Martínez.
Que la memoria de Pedro Arias Florían, joven de 22 años de edad, y que su inquietud por la ingeniería e investigación ya lo perfilaban como un investigador a carta cabal de la UNI, sea una llamada a la reflexión de toda la comunidad universitaria.
Hoy la UNI tiene en su alta dirección a dos personajes siniestros que no poseen una trayectoria académica y profesional de nivel, no se les conoce ninguna investigación, no han publicado libro alguno y, por ende, algún aporte científico en sus campos.
Ni poseen estudios de posgrados en alguna institución de renombre mundial, y mucho menos tienen las características y cualidades de un líder que se merece la matriz de la ingeniería, ciencia y arquitectura.

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