Por Engels Ortiz Samanamud
Es hora de acción y no palabras señor Presidente García
En estos últimos meses la palabra “crisis” se ha puesto de moda, ya no es un término de uso exclusivo de políticos, empresarios o entendidos en temas económicos, ahora ya la escuchamos en el hombre y mujer humilde que camina por los mercados buscando los precios más bajos para realizar una compra de máxima prioridad como los alimentos básicos de la canasta familiar.
Los comentarios son diversos como por ejemplo: “a mi esposo le han informado que habrá reducción de personal en la empresa que trabaja y que si se quiere mantener tendrá que hacer aún más méritos y además aceptar un fuerte recorte salarial”, “este año tendré que cambiar de colegio a mi niña porque no me alcanzará para pagar la pensión del colegio en el que se encontraba el año pasado”, “este año mi hijo ha tomado la decisión de dejar este ciclo la universidad con el objetivo de buscar trabajo, no importa ganando poco para poder ayudar en la casa con los gastos”…
Es justamente éste último comentario el que hizo que me preguntara: ¿Qué estarán pensando los jóvenes universitarios sobre la crisis? ¿Ya tendrán una idea de cómo los afecta actualmente y sobretodo de cómo los afectará en unos meses más? ¿El gobierno así como está apoyando a los empresarios habrá pensado en algo para los universitarios? ¿Alguien se preocupará por reflotar las alicaídas economías personales de los jóvenes universitarios? ¿Habrá algún incentivo económico y financiero para el estudiante universitario?
Pues, la respuesta al momento es que no existe programa alguno que se haya dirigido específicamente a contrarrestar la posible deserción de los estudiantes universitarios por asuntos netamente económicos, y al parecer no son prioridad para quien maneja la cartera de economía en el gobierno.
Se ha hablado de reflote económico y plan anticrisis, pero en ninguno está considerado el joven que tiene sus sueños puestos en ser un profesional que genere desarrollo para el país. Un joven que es solamente persuadido en épocas electorales con propagandas de reguetoneros y supuestos proyectos innovadores que busquen su atención y sobretodo su voto. Hoy que los jóvenes necesitan del apoyo de quienes les hicieron una gran cantidad de promesas pues notamos que en el campo real no hay nada concreto.
¿Cómo estarán esos comedores y residencias estudiantiles?, ¿El servicio de movilidad y los centros de salud universitarios?
Es momento de ser creativos Dr. García, en medio de esta crisis de crecimiento como usted la ha bautizado, presentarles una luz al fondo del túnel a los jóvenes universitarios y de esa forma darles el lugar que merecen. Proponga a su ministro de economía que desarrolle inmediatamente un proyecto de financiamiento personal dirigido a estudiantes universitarios con tasas de interés mínimas y tiempo de gracia no menor de 6 meses, y con evaluaciones de riesgo sencillas no necesariamente material de su situación, puesto que sabemos que el estudiante universitario lo que mejor tiene son sus capacidades y potencialidades demostradas en las aulas universitarias, y que muchas veces se proveen de recursos económicos dictando clases en academias, o en tutorías personales a colegiales.
No esperemos que se presenten elevados índices de deserción en las universidades y además que los que aún se mantengan estén prácticamente al borde de la depresión. Tenga en cuenta que ya hace unos años un estudio mostraba que aproximadamente el 20% de los jóvenes en nuestro país menores de 25 años presentaban serios problemas sicológicos como la depresión y después frustración.
Los comentarios son diversos como por ejemplo: “a mi esposo le han informado que habrá reducción de personal en la empresa que trabaja y que si se quiere mantener tendrá que hacer aún más méritos y además aceptar un fuerte recorte salarial”, “este año tendré que cambiar de colegio a mi niña porque no me alcanzará para pagar la pensión del colegio en el que se encontraba el año pasado”, “este año mi hijo ha tomado la decisión de dejar este ciclo la universidad con el objetivo de buscar trabajo, no importa ganando poco para poder ayudar en la casa con los gastos”…
Es justamente éste último comentario el que hizo que me preguntara: ¿Qué estarán pensando los jóvenes universitarios sobre la crisis? ¿Ya tendrán una idea de cómo los afecta actualmente y sobretodo de cómo los afectará en unos meses más? ¿El gobierno así como está apoyando a los empresarios habrá pensado en algo para los universitarios? ¿Alguien se preocupará por reflotar las alicaídas economías personales de los jóvenes universitarios? ¿Habrá algún incentivo económico y financiero para el estudiante universitario?
Pues, la respuesta al momento es que no existe programa alguno que se haya dirigido específicamente a contrarrestar la posible deserción de los estudiantes universitarios por asuntos netamente económicos, y al parecer no son prioridad para quien maneja la cartera de economía en el gobierno.
Se ha hablado de reflote económico y plan anticrisis, pero en ninguno está considerado el joven que tiene sus sueños puestos en ser un profesional que genere desarrollo para el país. Un joven que es solamente persuadido en épocas electorales con propagandas de reguetoneros y supuestos proyectos innovadores que busquen su atención y sobretodo su voto. Hoy que los jóvenes necesitan del apoyo de quienes les hicieron una gran cantidad de promesas pues notamos que en el campo real no hay nada concreto.
¿Cómo estarán esos comedores y residencias estudiantiles?, ¿El servicio de movilidad y los centros de salud universitarios?
Es momento de ser creativos Dr. García, en medio de esta crisis de crecimiento como usted la ha bautizado, presentarles una luz al fondo del túnel a los jóvenes universitarios y de esa forma darles el lugar que merecen. Proponga a su ministro de economía que desarrolle inmediatamente un proyecto de financiamiento personal dirigido a estudiantes universitarios con tasas de interés mínimas y tiempo de gracia no menor de 6 meses, y con evaluaciones de riesgo sencillas no necesariamente material de su situación, puesto que sabemos que el estudiante universitario lo que mejor tiene son sus capacidades y potencialidades demostradas en las aulas universitarias, y que muchas veces se proveen de recursos económicos dictando clases en academias, o en tutorías personales a colegiales.
No esperemos que se presenten elevados índices de deserción en las universidades y además que los que aún se mantengan estén prácticamente al borde de la depresión. Tenga en cuenta que ya hace unos años un estudio mostraba que aproximadamente el 20% de los jóvenes en nuestro país menores de 25 años presentaban serios problemas sicológicos como la depresión y después frustración.
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