Con motivo del debate de una nueva ley universitaria en el pleno
del Congreso , hemos considerado pertinente publicar una propuesta que escribió
el Ing. Roberto Morales Morales (exrector UNI) sobre el papel que debería
desempeñar la universidad peruana en el silgo 21.
El nuevo rol de la universidad peruana en el siglo
XXI
Por Ing. Roberto Morales Morales
Rector de la Universidad Nacional de Ingeniería
Diciembre de 2002
La universidad en el Perú ha sido y seguirá siendo por siempre,
motivo de permanente reflexión. Reflexión que se genera en una suerte de
sostenida e incurable situación de crisis, abandono, indiferencia, aislamiento,
en que la han sumido las erradas políticas de los sucesivos gobiernos, sin
excepción y la ignorancia de una parte de la sociedad que aparenta desconocer
su existencia y su misión.
Últimamente, el tema del nuevo rol del Estado y la modernización
democrática se ha convertido en un estribillo de políticos, autoridades,
funcionarios públicos, aspirantes al Parlamento, etc.
Pero en este intercambio de propuestas, a cual más reformista,
de proyectos iluminados, de programas destinados al “nuevo Perú que se
avecina”, llama la atención, aunque dicen que siempre ha sido así, la absoluta
falta de análisis del papel del Estado y de la Sociedad en la creación,
difusión y desarrollo de la cultura.
Dicho de otro modo: no se encuentra propuestas sobre de qué
manera, con qué mecanismos, y bajo la dirección de quién se va a mejorar la
Educación Superior, cómo se va estimular la capacitación científica y
tecnológica, en suma, cómo se va a apoyar el desarrollo cultural de la
población. Podríamos decir que las interrogantes sobre qué piensa hacer el
Estado con la Educación Superior, la Ciencia, la Investigación y las Universidades,
permanecen desde hace mucho tiempo, y no sabemos por cuánto más, sin recibir
respuestas.
Porque no cabe duda que la función que la universidad debe
cumplir al interior del tejido social, económico y político del país, ha sido
abandonada desde hace mucho tiempo. Pereciera también, el reconocimiento de
derrota de parte de la Universidad Peruana frente a la incalificable
indiferencia del Estado y de la Sociedad. Indiferencia que lleva a no pensar,
por ejemplo, dónde se va a formar ese personal de alto nivel técnico
indispensable para que un país pretenda modernizarse.
Tenemos la impresión de que en el Perú necesitamos volver a
plantearnos el concepto de Universidad. Los cambios sociales y políticos
operados en nuestro país así lo exigen.
La propia evolución de las instituciones, relacionadas al
menester académico en la formación de los profesionales en nuestro país, ha
propiciado la aparición de tipos y categorías de entidades que cumplen
funciones que han sido tradicionalmente atribuibles a las universidades. En
el Perú, tenemos abundancia de Institutos Superiores, Escuelas Técnicas,
incluso al interior de las FF.AA. Centros de Investigación de empresas y
corporaciones, etc. Y en este replanteamiento sobre el nuevo rol que debe
desempeñar la universidad, habría necesariamente que definir las
responsabilidades de la universidad estatal, al servicio de la nación, y la de
la universidad privada casi siempre consecuente con los intereses de sus
promotores. Y en esta aparente paradoja de objetivos, en la que la universidad
peruana se yergue orgullosa por servir al conjunto del país, el avance de la
universidad estatal se ve frenado por una situación de crisis cada vez más
profunda y más injusta. Por limitaciones académicas, económicas,
administrativas, que le colocan una camisa de fuerza en un mercado de
competencia donde la proliferación institucional ha echado por tierra la
calidad del producto, y donde la recuperación moral y democrática de la
universidad estatal se estrella contra las dificultades endémicas nacidas de
una política de Estado que no se define, de una universidad que no logra
replantearse sus actuales propósitos y metas, y que cada día se hace más
evidente que su vida transcurre en una permanente lucha por sobrevivir
económicamente, mientras muchas de ellas asisten a su agonía académica al
parecer sin solución cercana.
El asedio económico por el que ha pasado y pasa la
universidad estatal, desde hace apreciable tiempo, no solamente estimuló el
éxodo inevitable de sus mejores cuadros, que se trasladaron en importante
contingente al sector privado, de donde resulta que el Estado termina
subsidiando a la universidad privada, sino que ha llevado a devaluar la calidad
de la enseñanza, a mostrar a sus egresados como procedentes de una universidad
donde recibe dudosa formación académica y, en consecuencia, inhabilitados para
cargos de responsabilidad; a una segmentación socioeconómica que atenta contra
la igualdad de oportunidades y que genera profundas diferencias sociales de
parte de quién está precisamente obligado a superarlas.
Existe masificación en la enseñanza, existe ausencia de
investigación, existen bibliotecas obsoletas y depredadas, niveles académicos
mediocres, todo ello en las universidades donde acuden jóvenes procedentes de
sectores mayoritariamente de bajos ingresos, abandonados a su suerte en un
mercado de trabajo perverso y aprovechador que les paga según la universidad de
donde proceden.
Creemos que esta situación aún puede revertirse. Necesitamos
terminar con la universidad tradicional, modelo empírico ya superado, y
plantearnos el nuevo desafío de una universidad que contribuye al nuevo destino
del país, a nuestra integración nacional y, sobre todo, a la estabilidad social
y política a la que todos aspiramos, ojalá sin excepciones.
Este desafío, por un nuevo modelo universitario constituye un
enfoque del rol que se pretende propiciar y fomentar en la Universidad Nacional
de Ingeniería, este planteamiento involucra necesariamente tres aspectos de
cambio que son dentro del marco en el cual debemos propiciar los nuevos
lineamientos de la universidad del siglo XXI.
A) La Globalización Económica
B) El incremento de la importancia del conocimiento como
conductor del desarrollo, y
C) La revolución en la información y las comunicaciones
Globalización: Es la Integración compleja de
capital, tecnología e información a través de las fronteras nacionales como una
vía de creación de un mercado mundial cada vez más integrados, con la
consecuencia directa de que más países y empresas no podrán escoger sino la
competencia en la economía global.
El énfasis de la globalización como una muy importante
tendencia económica no implica un juicio de valor, positivo o negativo. Mucha
gente ve esta evolución como la mayor fuente de oportunidades, mientras que los
críticos censuran los peligros de la interdependencia y alta volatilidad, tales
como el riesgo de la transferencia de las crisis financieras de un país a otro.
Pero la globalización es una realidad, con su aprobación o
no, si le gusta o no, y en cada país, en cada empresa, cada persona en edad de
trabajar es afectada por ella y es lo más seguro que ya forme parte de ella.
El desarrollo económico está cada vez más ligado a la
habilidad nacional de adquirir y aplicar conocimiento técnico y socioeconómico,
y el proceso de globalización está acelerando esta tendencia. Las ventajas
comparativas vienen cada vez menos de la abundancia de recursos naturales o
mano de obra barata, y más de las innovaciones técnicas y del uso competitivo
del conocimiento. En la actualidad, el crecimiento económico es mucho más un
proceso de acumulación de conocimiento aplicado que de capitales.
La Revolución en Comunicaciones e Información: La invención de la imprenta trajo consigo la primera
radical revolución en la forma como el conocimiento era mantenido y compartido.
Hoy, las innovaciones tecnológicas están nuevamente revolucionando la capacidad
de almacenar y trasmitir información. El rápido progreso en la electrónica,
telecomunicaciones y tecnología satelital, permiten una alta capacidad de
transmisión de información a un muy bajo costo ha casi abolido la distancia
física. Para todo propósito práctico, no existen más barreras logísticas al
acceso a la información y comunicación entre la gente, instituciones y países.
Los procesos de reorganización académico-administrativo, que
hoy sacuden desde sus cimientos a varias universidades nacionales, así como los
distintos problemas por los que atraviesa la educación universitaria, la
ciencia, la tecnología y la cultura en nuestro país, invitan a reflexionar
sobre la universidad y el Estado y su relación con el desarrollo nacional, en
la búsqueda de promover un debate sobre una realidad que no admite más
postergaciones.
En las últimas tres décadas, se han tomado decisiones
respecto al sistema universitario en el Perú, con la intención más intuitivo
que otra cosa, de aplicar conceptos de carácter económico, y financiero al
mundo del conocimiento y la cultura, particularmente a la universidad. En ese
mismo tiempo, el Estado peruano no ha sido capaz de generar políticas de
desarrollo explícitas respecto a la universidad y su rol en el progreso
nacional. Políticas que deberían ser logradas, previo consenso, entre quienes
son los actores obligados del acontecer nacional, llámense gobierno,
parlamento, clase política e intelectuales, medios de comunicación, empresa
privada, etc. Creo que es el gran vacío que aún subsiste y que para muchos es
intocable, en lo que se ha dado en llamar el nuevo rol de la universidad
peruana y en nuestro caso el rol de la UNI en el desarrollo integral y
armonioso del país, este vacío que no es otra cosa que la poca relevancia que
se le concede al análisis del nuevo papel de la universidad peruana como ya se
dijo en la creación, difusión y uso del conocimiento, en el fortalecimiento y
desarrollo de la cultura.
Las diferentes coyunturas que afectan al país en los campos
de la economía, de lo social, de lo jurídico, alcanzan a la universidad, y dado
el modelo en el que actualmente se desempeñan, continúa debatiéndose en una
crisis académica y moral que exige esfuerzos y cooperación del Estado y de la
Sociedad.
Consecuencia, entre otras, de esta situación de abandono y
desinterés, es el incremento y desmesurada multiplicación de universidades
privadas, con proliferación de carreras que superan todo cálculo y con
disminución de la calidad de la educación que se hace cada vez más perceptible.
La función es hacer que la docencia, la investigación, la
creación y el desarrollo cultural, se integren y se potencien buscando
producir, simultáneamente, educación superior, investigación científica y
desarrollo cultural, todo ello procesado en con junto en un espacio común, que
permita la formación de personal de alto nivel, gracias a la información que se
le entrega, como producto de la creación intelectual de la investigación
académica, tan reclamados por un país que aspira a modernizarse.
En el Perú, no se ha logrado determinar cuál es el conjunto
de indicadores que califican el desempeño del sistema universitario. Imposible
hacerlo, si previamente no se cuenta con una definición socialmente compartida
sobre qué es una universidad, cuál es el rol en el tejido socioeconómico,
político y cultural del País y cuáles son los productos que de ella se esperan.
En el caso de las universidades estatales, por las que
reclamamos un debate nacional, mantienen una original vinculación con el
Estado, Este determina sus leyes, sus estatutos, , sus autoridades, su
estructura, controla sus recursos, etc., en todo lo cual participa el gobierno,
el parlamento, la contraloría general, la fiscalía, etc. Esta relación en
algunos aspectos excesivamente perversa distorsiona los objetivos propios de la
universidad, olvida que la comunidad universitaria tiene responsabilidades que
apuntan a la nación en su conjunto.
También los fenómenos de segmentación socioeconómica, muy
conocidos en los colegios, que ocasionan divisiones odiosas entre la diferentes
clases sociales, se extienden desde hace mucho tiempo a la universidad
llegándose al extremo de que en el mercado de la actividad profesional, y por
similares razones, se prefiere a los graduados procedentes de las universidades
privadas antes que a los que vienen de las estatales.
Todo esto, es consecuencia de un sistema universitario
abandonado a su suerte. Sin políticas que se manifiesten en mecanismos
financieros y jurídico administrativos orientadores. La presión que ejerce el
mercado, incremento de carreras y matrículas sin control ni regulación
adecuados, sacrificando la ética y la calidad del profesional y buscando sacar
de la competencia a la universidad estatal, víctima de una percepción social
errada.
Las universidades públicas ven limitadas sus posibilidades de
actuar como promotores de la cultura. Lo que tampoco pueden asumir las
privadas, mas interesadas en el crecimiento de matrículas y disciplinas
rentables para el autofinanciamiento y promoviendo una cultura universitaria de
corto plazo accesible a sus propósitos mercantilistas.
En el Perú, el sistema universitario ha originado una
sociedad partida en dos. Se percibe, por ambos lados, pobreza científica y
cultural, con una comunidad desintegrada, donde se distinguen grandes sectores
populares, víctimas de la discriminación cultural, que se manifiesta en el
mercado de trabajo, sin lugar en el futuro tecnológico y cultural de nuestro
país y sin posibilidades de alinearse en las demandas de personal calificado
que reclaman las nuevas realidades sociales y los diferentes desafíos de
gestión.
Ante esto, es necesario retomar lo que fue nuestra tradición
histórica y reconocer que las universidades estatales no son asimilables al
mundo de las privadas. Tienen objetivos y características que las diferencian.
La universidad pública requiere apoyo para desarrollar las ciencias y las
artes, porque ello tiene mucho que ver con nuestro destino como país, con
nuestra competitividad tecnológica, con nuestra integración como nación, nuestra
equidad social y nuestra estabilidad política. No debemos permitir que a la
universidad se le aísle de su entorno. Debemos rescatarla del remolino de la
agitación política y de todo aquello que le roba espacio a la actividad
intelectual.
Dado lo anterior y la función principal definida para la
universidad, es que las actuales autoridades consideramos 8 aspectos o acciones
permanentes, enfocados en los lineamientos modernos de docencia, investigación,
creación artística y desarrollo cultural que debería tener la Universidad
Nacional de Ingeniería.
1. Alianza: Estado – Universidad – Empresa. La actual
coyuntura exige el accionar universitario en relación al desarrollo que sea
integrado y complementado
2. Fomento de un centro de investigación e innovación para la
pequeña y mediana empresa, pues es evidente que la concentración de
oportunidades de desarrollo no se encuentran en la gran empresa, dado los altos
costos de inversión que ello implica, un componente importante de este punto es
la formación de cuadros académicos para investigación, que consiste en el envío
de los mejores alumnos a hacer sus estudios de post grado y doctorado, para que
después de recibir su formación regresen y repliquen lo aprendido en beneficio
de la UNI, y de ser posible sigan realizando su labor de investigación con el
auspicio de la Universidad en la que realizaron sus estudios Doctorales.
3. Simplificación de la gestión administrativa orientado al
uso eficiente de la tecnología de la información beneficiando no solo a la
comunidad universitaria sino también para ser un soporte de los servicios de la
Universidad a la comunidad en general.
4. Alianzas estratégicas entre las mejores universidades. La
alianza estratégica con la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la
Universidad Nacional Agraria La Molina y la Escuela de Administración de
Negocios (ESAN), son un ejemplo de los beneficios y ventajas de unificar
esfuerzos y complementar fortalezas.
5. Mejoramiento del proceso educativo “enseñanza –
aprendizaje”, acorde con una currícula profesional moderna y ajustada a los
requerimientos de desarrollo de la región.
6. Capacitación a los profesores enfocados al proceso
“enseñanza – aprendizaje” (pedagogía, técnicas informativas).
7. Formación en la UNI no solo tecnológica, sino con base en
principios y valores, que consideramos es la base de todo lo anterior.
8. Intercambio y movilización estudiantil, involucra que los
alumnos de la UNI estudien uno o dos semestres académicos en una universidad
extranjera antes de la culminación de su carrera profesional, como también la
realización de estudios de maestría en universidades extranjeras con las cuales
se tenga convenios de cooperación de intercambio y desarrollo académico. En
esto última visita a Francia se realizaron significativos contactos con
diversas universidades europeas con las que se espera concretar avances
importantes
Para el logro de varios de los puntos anteriores estamos
enfocados en buscar y concretar el apoyo de la Cooperación Internacional, de
tal manera que se logre no solo el apoyo financiero sino también el técnico y
logístico necesarios para los objetivos planteados.
Fuente: http://www.ingrobertomorales.blogspot.com
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