Lo que Fritz Du Bois escribió sobre educación, en su editorial del viernes pasado, acentúa nuestra preocupación por la crisis educativa en el Perú, si la escritura del director de un diario que se presume serio fuera –como debe serlo- un indicador más para hacernos un juicio al respecto. De hecho, resulta impresionante que en tan breve espacio, empezando por el mismo título, pueda desplegarse tal cantidad de desaciertos lógicos y gramaticales de orden elemental. Dice el título: “La aspiración por (sic) la educación”. Es de suponer que si no se refería a “aspirar” algo, en tanto inhalar, en cuyo caso, ciertamente, ocurre “por” (p. e.: “por” las fosas nasales… ¡Dios nos libre!), lo que habría querido decir es: “La aspiración a la educación”. Aspiramos, por tanto, a que corrija tal error, al menos en el título.
En el primer párrafo habla de “los pésimos resultados cuando los escolares terminan (sic) el colegio”, dándonos por su parte una inmejorable muestra de ello. Obviamente quiso decir: “cuando terminan los estudios correspondientes al colegio”, o algo así; pues, concluyendo tales estudios o los de la universidad, no “terminamos” el colegio o la universidad; felizmente éstos todavía están ahí, aunque lamentablemente desamparados. Añade en el segundo párrafo un razonamiento de antología, al decir: “pese a que (sic) el 80% siente que la educación escolar no es adecuada…, el 97% quisiera estudiar en una universidad”. ¿Y que tiene que ver –nos preguntamos, atendiendo a su concatenación lógica- una cosa con otra? Bien puede el 100% opinar que la educación básica es pésima, ¿los inhibe eso de aspirar a los estudios universitarios? Dice, luego, en el tercer párrafo, que “se posibilitó el ingreso (sic) de nuevas universidades”, habiéndose duplicado su número en la última década. Suponemos que se refiere no al “ingreso” sino a la “creación” de nuevas universidades, pues cómo podrían “ingresar” (suponemos que al ámbito universitario) instituciones que aún no han sido creadas. Cierra, después, el último párrafo preguntando “con qué cara (sic) esa versión académica… podría”, etc. Cabe decir “con qué cara puede Fritz…”, pero habría que no tener cara para poner eso otro y encima abogar por la eliminación de controles mínimos de calidad académica, al terminar diciendo: “Ojalá el gobierno elimine las trabas (sic) para facilitar la creación de más universidades”.
Y esto fue lo que escribió Fritz Du Bois en su columna como director de Perú 21
La aspiración por la educación
Nadie discutirá el hecho de que el único camino seguro para salir de la pobreza es a través de la educación. Lamentablemente, en nuestro país la educación pública escolar ha estado abandonada por décadas, lo cual se refleja en los pésimos resultados cuando los escolares terminan el colegio.Sin embargo, esta limitación no impide que la mayor parte de nuestra población tenga una creciente aspiración por lograr una educación superior.
En ese sentido, el resultado de la encuesta que publicamos hoy es revelador: pese a que el 80% siente que la educación escolar no es adecuada para poder seguir una carrera universitaria, el 97% quisiera estudiar en una universidad. Por ello, la explosión en el número de academias ante la necesidad de cerrar esa brecha. Necesidad que confiamos será temporal, ya que debe mejorar, eventualmente, la calidad de la educación escolar luego del proceso de evaluación al que, finalmente, aceptaron someterse los profesores.
En el caso de la educación superior, sí ocurrió un cambio fundamental cuando se posibilitó el ingreso de nuevas universidades. Ello ha permitido que el número de instituciones se haya duplicado en los últimos 10 años. No obstante, la oferta educativa todavía es insuficiente; anualmente se presentan 350 mil postulantes, pero no hay vacantes y solo una tercera parte logra matricularse. Más aún, el 83% de los encuestados considera que hay poco acceso a las universidades. Por otro lado, una señal de satisfacción con la calidad de la educación superior es el deseo mayoritario de educarse en una universidad peruana en lugar de ir a estudiar al extranjero. Hasta hace pocos años, el deseo era exactamente el inverso.
Sin embargo, esta percepción es contraria a una corriente de opinión –fomentada por quienes ya están en el mercado– de que la calidad de la educación se ha deteriorado por el ingreso de innumerables universidades. Incluso es frecuente escuchar que sobran abogados o maestros y que se debe prohibir que se creen nuevas facultades. No sé con qué cara esa versión académica del mercantilismo podría justificar –en un país con 40% de pobreza– negarle a un solo joven, menos aún a cientos de miles, el derecho a recibir educación. Es clara la exigencia por más oferta educativa. Ojalá el gobierno la escuche y elimine trabas para facilitar la creación de más universidades, tanto públicas como privadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario