lunes, 6 de abril de 2009

Entérese de la problematica de la ensenanza de ciencias en el Hemisferio Norte, en entrevista a Pierre Léna

Por Modesto Montoya

La main à la pâte, es un programa que incentiva la enseñanza de las ciencias en las escuelas de Francia, iniciado por Georges Charpak, físico francés -premio Nobel de Física 1992- y Pierre Léna, miembro de la Academia de Ciencias de Francia, Delegado a la educación y a la formación. Ese programa es similar al que realiza Leon Lederman en Estados Unidos con su programa Hands on, pero con innovaciones que toman en cuenta la particularidad del sistema educativo francés. Durante su visita a Lima, en ocasión de la II Conferencia Intenacional Spectra 2009, llevada a cabo en Lima entre el 9 y 13 de marzo, tuvimos la ocasión de conversar con este renombrado cientìfico.
¿Cuál es la relación entre el trabajo de incentivar a los niños para seguir el camino de la ciencias de Leon Lederman y el programa La main à la pâte?
Leon Lederman y Georges Charpak son amigos y tienen una historia similar. Los dos consideran que deben su éxito a la calidad de sus maestros en la escuela primaria. Tienen un sentimiento de gratitud ante esos profesores que le abrieron las puertas del avenir. Leon Lederman tenía su programa Hands on y Georges Charpak, con la voluntad de hacer algo por la escuela, formó un pequeño grupo, con el apoyo del Ministerio de Educación. Yo era parte de ese grupo que fue a visitar a Leon Lederman en Chicago.
Hacía años que usted estaba interesado en el tema…
Yo había sido presidente de la Sociedad Francesa de Física y siempre me interesé a la formación de profesores. También era presidente de un Instituto de la Pedagogía en Francia. De modo que para mí esto era natural.
Años antes, independientemente de Georges Charpak, hice un estudio sobre la enseñanza de las ciencias en la escuela primaria de Francia. Para mi sorpresa, descubrí que sólo 2 a 3 por ciento de las clases primarias (hasta los 11 o 12 años) practicaban un curso de ciencias. Lo mismo ocurría en la escuela de mis hijos. Quedé estupefacto.
De modo que cuando Georges Charpak me pidió hacer algo, dije de acuerdo, lo haremos juntos. Se unió a nosotros Yves Querré, que estaba en Chicago.
¿Cómo enfrentaron tan grande tarea?
Hablamos con el Ministro de Educación explicándole que había un tesoro abandonado: la inteligencia científica de los niños, la que era maravillosa, pero que fue dejada sin nutrirla, lo que era muy grave para el futuro del país y de ellos mismos. La Academia de Ciencias acordó que este esfuerzo no era de tres personas, sino de tres miembros de la Academia sostenidos por la Academia. Esto fue muy importante, porque con los cambios de ministros de educación, la Academia de Ciencias ha dicho siempre “es un proyecto de la Academia de Ciencias”. Empezamos con 350 salones, directamente con los profesores, con la autorización del Ministerio, pero muy libremente, sin pasar por la jerarquía del ministerio.
Los profesores adoptaron el proyecto cuando vieron el resultado en los niños.
Estuvimos entusiastas, pensamos entonces que había futuro. Nos dijimos que en 5 años íbamos a convertir todo el país.
¿Lo lograron?
En realidad, han pasado 13 años y estamos lejos, lejos, lejos de ello.
¿Cuáles fueron los muros que encontraron?
Hubo dos muros.
El primero es el miedo de los profesores de enseñar las ciencias, de las preguntas de los niños, de no saber, de no estar preparados. Tenían aún más miedo de enseñar experimentos en clase, que el experimento no resulte, y todo eso era totalmente natural.
El segundo muro estaba en el hecho que la institución nacional de educación no había hecho ningún esfuerzo por preparar a los profesores. Los inspectores y los inspectores generales -todo eso era muy militar la escuela primaria en Francia desde hace un siglo- consideraban que la escuela primaria servía para enseñar a leer, escribir y contar. El resto no tenía ninguna importancia.
Eso todavía no cambia hoy día. Aún tenemos ese problema. Se cree que la ciencia es un lujo, la crema sobre la torta. Se cree que eso se ve en la secundaria, en el liceo, pero no en la escuela primaria.
Sin embargo, debido al apoyo de la Academia y el Ministerio, hemos avanzado.
¿Cómo ayudar a los profesores a vencer el miedo?
Para combatir el miedo de los profesores, hemos construido un gran número de dispositivos de ayuda al profesor, tenemos un sitio en Internet, que ahora está traducido al Español, indágala, disponible para todos los países de América Latina, está en Colombia. También tenemos otras utilidades para los estudiantes que acompañan a los profesores.
Los miembros de la Academia hablan con los inspectores, con la radio, la televisión, muchos métodos. Todo ello para decir que uno es impulsado por el entusiasmo de los niños.
¿Y cómo convencer al Ministerio de Educación?
Si el Ministro de Educación no comprende todo esto, hay que insistir hasta que lo haga. Teníamos que lograr que los inspectores también comprendan que la ciencia es importante. Sobre todo, que aprender francés, aprender el lenguaje y hacer la ciencia no es una cosa separada, que hay una relación muy fuerte entre los dos.
Había que convencer a los profesores que se podía leer y escribir con la ciencia, y que, por otro lado, hacer la ciencia iba a mejorar el rigor, el espíritu de precisión del niño, y por lo tanto mejorar la capacidad lingüística.
Para ello se ha desarrollado útiles como el cuaderno de experiencias, convertidas en obligatorias en las clases, lo que ahora es más o menos satisfecho. Ello ha ingresado en la mente de los profesores.
Con esos métodos, aunque lentamente, hemos progresado.
Ustedes visitaron a Leon Lederman, en Chicago. Pero, hay diferencias culturales entre Esados Unidos y Francia…
La primera diferencia está en que, en Estados Unidos, la escuela primaria es local, controlada por el Consejo de Padres y el distrito. En Francia, la educación es centralizada.
La segunda diferencia es que en Francia, los profesores son formados ahora en cinco años de universidad. Tienen un muy buen nivel intelectual. No necesariamente científico, porque pueden haber estudiado letras, historia o economía. Luego hacen una formación breve, de un año. Tienen un nivel intelectual muy superior al de los profesores de primaria de Estados Unidos.
En Francia, también debemos tomar en cuenta la libertad pedagógica, la que no existe en Estados Unidos. En Estados Unidos debe seguir lo que decide el profesor principal (School Master).
En Francia hay una tradición de naturaleza política. Dicho sea de paso, Jules Ferry utilizó la escuela para instalar la Tercera República y el sentimiento republicano en los niños. También fue utilizada para acompañar la revolución industrial, la urbanización. La Escuela era un útil militante del Estado. Pero también hay respeto de la opinión de los niños y la familia. Se tiene entonces una buena escuela en Francia. El problema es que simplemente se dejó la ciencia de lado.
¿Cómo se tomado el tema de la educación en ciencias en Estados Unidos?
La Academia de Ciencias de Estados Unidos ha adoptado lo que se llama Inquiry Based Science Education, más inteligente y construida que el programa Hands on.
Después Sputnik, los norteamericanos se propusieron enseñar las ciencias. Se dio la experiencia del Physical Science Study Committee, en 1956, entre otros. Pero, desde el punto de vista intelectual, no era bien construido. Ahora se ha reflexionado mucho, pero no se traduce en la escuela. Ese es el problema norteamericano.
¿Cómo funciona la relación de Francia con los otros países de Europa?
Nosotros trabajamos en red europea, con los ingleses, los alemanes, los italianos, los holandeses, los suecos. La red europea se llama Pollen (Polen en francés) en la que participan una ciudad de cada país que se pone en colaboración con las otras ciudades de los otros países para desarrollar Inquiry Based Education.
¿Hay también diferencias culturales entre los países europeos, por ejemplo Inglaterra?
En Inglaterra es muy diferente. Hay una gran preocupación científica, y se han preocupado más que los otros países sobre la formación de profesores de ciencia. Hay una organización, llamada Science Educators. En 1970 han levantado Sciences Centres regionales en Inglaterra y Escocia, que son organismos de formación continua de profesores de ciencia, tanto para primaria como secundaria (middle school). En Francia no tenemos eso.
Eso es el lado positivo. El lado negativo, después del Thacherismo en la educación, han adoptado un sistema de evaluación permanente. Los niños son evaluados todo el tiempo. Y las escuelas son calificadas con la idea que, según el resultado de la evaluación, van a forzar a las escuelas de ser mejores.
Este sistema ha sido un fracaso total. La Universidad de Cambridge ha publicado 25 informes detallados sobre cada uno de los aspectos de esta evaluación, tan crítica hacia el Gobierno, que éste ha pedido de no continuar con esa publicación.
Ese sistema es catastrófico porque es muy fácil de evaluar la memorización, pero no es lo que nos interesa. Lo que nos interesa es desarrollar la inteligencia, la investigación, el cuestionamiento.
Pero como los ingleses son empíricos, esperan ver los resultados. Hay en Inglaterra entonces un retorno a la idea que la pedagogía de la investigación es una buena pedagogía. Por otro lado, los ingleses son los mejores expertos en esa pedagogía, desde hace treinta años.
¿Alemania?
Alemania está en dificultades porque la ciencia en la escuela primaria ha sido poco tomada en cuenta. Sus resultados en las pruebas PISA han salido mal. Ello ha producido un schock político en Alemania.
Además, Alemania ha tomado conciencia de un problema muy grave que es la falta de ingenieros. Se dice que faltan 40 mil ingenieros. El problema es que los niños encuentran las ciencias muy difíciles porque han recibido una enseñanza muy formal.
Las grandes empresas como la Volks Wagen, la Siemens, ven una situación dramática y deciden ocuparse de la enseñanza. La Siemens ha creado un sistema que se llama Hauses der kleinen Forscher, las casas de los pequeños investigadores, para estimular y dejar vivir la creación.
¿Italia?
Italia se encuentra en una gran dificultad. Hay una crisis política en la escuela en general. La enseñanza científica ha quedado muy primitiva. Entonces el Gobierno ha confiado en el ex ministro de educación Luigi Berlinger una misión la búsqueda de qué hacer por la enseñanza de las ciencias. De modo que tenemos mucho contacto con nuestros colegas italianos para explicar lo que es La main à la pâte y lo que hacemos.
Entonces se está construyendo una red de voluntades europeas por la enseñanza de las ciencias…
En Europa hemos tomado conciencia de la necesidad de organizarnos. En octubre del 2008, en Grenoble, hemos tenido una gran conferencia para la enseñanza de las ciencias en Europa. Hemos llegado a algunas conclusiones.
Hace algunos años logramos que el Primer Ministro de entonces Michel Rocard presida un grupo que hizo un informe sobre el futuro de la enseñanza de las ciencias en Europa. Hizo un trabajo magnífico. Y tuvo un impacto considerable en Europa. Pedía mucho dinero. Ahora, con ese dinero, hay llamados a licitaciones.
¿Habrá colaboración con países no europeos?
Una de las licitaciones considera una cooperación con países fuera de Europa. Ello crea relaciones, y se otorga recursos para ello. Hay entonces un verdadero movimiento europeo que hemos comenzado y, por lo tanto, participamos mucho.
En ese marco hemos creado el proyecto Pollen, que ya terminó. Ahora preparamos otro. Consiste en financiamiento de millones de euros.
Hemos escogido formar profesores para instalar el saber científico en la Escuela, como un componente ligado al idioma, a la historia, a las matemáticas. Eso porque el Ministerio decía “no es grave que no haya ciencia en la escuela, hay asociaciones que se ocupen de ello”.
¿Existe asociaciones privadas que promueven la enseñanza de las ciencias en Francia?
Hay asociaciones como Les petits débrouillards de Québec. Son muy activos, hay muchos clubes, pero llegan a 5% de la población.
¿Cuál es la evaluación de su trabajo en la escuela primaria?
Nosotros hemos tratado de que en la escuela primaria los niños adquieran el placer y gusto por la ciencia, de modo que cuando lleguen a la secundaria y cuando vean lo que allí existe, en cuanto a la enseñanza de las ciencias, digan: “esto no está bien, no estamos contentos, esto no nos gusta, hagamos otra cosa”. Ello demuestra que nuestro trabajo ha dado resultados.

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