jueves, 19 de mayo de 2016

"La Ley Universitaria no promueve universidades del siglo XXI"

Si bien evita malas universidades del siglo XX, no responde a retos del siglo XXI, consideró el director ejecutivo de la UTEC


Gonzalo Carranza

Para Carlos Heeren, director ejecutivo de la UTEC, la primerauniversidad licenciada por la Sunedu, el desafío va más allá de los requisitos mínimos que pide la Ley Universitaria. Su misión es construir una casa de estudios que responda a los retos de este siglo.

La UTEC ha sido la primera universidad licenciada por la Sunedu. ¿Qué aprendizajes se dieron para ustedes y para el supervisor en este proceso?

Pasar por un licenciamiento siempre te obliga a ordenarte, a estandarizar mejor y a tener más protocolos. Esto es especialmente útil en una institución educativa porque hace que los procesos sean mejor conocidos por todos y porque se reducen discrecionalidades. En concreto, el proceso con Sunedu fue muy claro. Se ciñeron a las expectativas en función de la ley y el reglamento. También fueron bien formales, más de lo que nosotros somos, pero entiendo que es parte de su trabajo. 
Han invertido mucho para ser una universidad de vanguardia. ¿Qué problemas podría tener con el proceso de licenciamiento una universidad más parecida al promedio?
El desorden y haber llevado al límite las condiciones de provisión del servicio. Existen universidades que no cuentan con infraestructura mínima o con protocolos mínimos. Hay algo que vale la pena comentar sobre la Ley Universitaria en sí: es una excelente ley para evitar malas universidades del siglo XX, pero no lo es para promover buenas universidades del siglo XXI. Lo entiendo, han querido poner una valla mínima. Pero eso no va a solucionar el problema de launiversidad en el Perú, ni la tarea pendiente de cómo promovemos universidades globalmente competitivas para esta época. 
¿Qué ha aprendido usted, en el proceso de liderar la UTEC, sobre esas universidades para el futuro?
Que esta es una industria que tiene más de mil años, con paradigmas enormes y formas de actuar muy marcadas. También –y esto pasa en el resto del mundo– es una industria que está más separada del resto de lo que uno creería. Las universidades se encierran detrás de sus paredes, crean un mundo en su interior y su relación con el exterior es a través de puentes poco anchos. Uno podría culpar de ello a quienes están a ambos lados del puente, pero la realidad es esa. Y otro aprendizaje es que las universidades están excesivamente diseñadas alrededor de los profesores y no de los alumnos.
Es una constatación muy fuerte.
Es un fenómeno histórico que ves en todo el mundo. Los profesores tomaron el control del proceso universitario con una lógica muy clara: son los dueños de los libros y concentran el conocimiento. El gobierno de las universidades es sui géneris, de consensos y de votos. Si no terminas de entender mil años de historia que van en una dirección, es muy difícil trabajar en una organización de este tipo. Y, mirando hacia delante, creo que se viene un cambio muy profundo que las universidades en el Perú tenemos que aprovechar, pues podemos dar un salto en lugar de subir toda la escalera.
¿En qué consiste ese cambio?
En primer lugar, en el conocimiento que tenemos ahora de cómo se aprende. Pocas cosas son menos eficientes para aprender que un profesor repitiendo un libro delante de 40 alumnos. Ahora sabemos, gracias a los experimentos de neurociencias, que eso está en el límite de la pérdida de tiempo. Es un modelo que nació cuando no existían copias de los libros, pero perdura hasta hoy, con clases maestras y ‘lectures’. Aprender de memoria sirve menos que nunca con todo el acceso a la información que existe. 
El otro cambio que se va a dar es la desintermediación de la educación. Al igual que en otras industrias, habrá una pérdida de poder del proveedor tradicional y van a surgir muchas más opciones. Esto va a ocurrir independientemente de lo que la industria quiera, como Uber con los taxis, Expedia con las agencias de viaje o Airbnb con los hoteles.
Habrá protestas y lobbies, como en todos esos casos.
La primera moción será “vamos a proteger a los alumnos”, cuando en realidad lo que viene son procesos de aprendizaje más largos, no tan continuos y de múltiples fuentes, que serán armados por los alumnos. Hoy, cuando les preguntas a los presidentes y rectores de las universidades si los alumnos salen adecuadamente preparados, entre el 70% y el 80% te dice que sí. Cuando se los preguntas a la industria, es entre el 20% y el 40%.
Si el Estado, a través de la Ley Universitaria, se ha concentrado en los problemas de la universidad del siglo XX, ¿a quién le corresponde llevarnos al siglo XXI?
Va a haber una inmensa presión de los estudiantes. Hoy existe una gran cantidad de información sobre el retorno que obtuvieron los alumnos por ir a la universidad, sobre cómo les va después. Y los chicos de todo el Perú miran lo que está pasando en el mundo. La presión va a llegar inexorablemente por la comparación. Además, creo que la educación no presencial dará un salto importante en los próximos cinco años. Hoy le faltan dos componentes: evaluar si el alumno aprendió y el sentido de comunidad. Esto va a generar un gran cambio en cómo organizas la universidad y el currículo. De hecho, el mayor cambio que estamos haciendo ahora en la UTEC es el del currículo, que lanzaremos completo el próximo año.
¿Cómo funciona en este mundo centrado en los profesores la idea de un gerente general?
La figura en UTEC es que soy director ejecutivo y no hay rector, sino una directora académica. El modelo de gobierno me permite ejercer un rol muy similar al de un gerente general en una empresa tradicional, no de una universidad.
¿Cómo es el alumno de UTEC?
La frase oficial es “aptitud y actitud”. La no oficial es “talento y hambre”. Buscamos las dos cosas, no solo cerebros privilegiados sino el hambre de hacer cosas nuevas, lanzar una compañía, aprovechar las start-ups de nuestra aceleradora, UTEC Ventures. Quiero alumnos que en segundo año tengan la idea de una compañía, en tercer año la lancen y en cuarto año dejen la universidad un rato para hacerse cargo de la empresa. Para mí eso es un éxito. Ya volverán.
¿Hay suficientes chicos con ese perfil en el país para llenar una universidad como esta?
Hay un montón. El principal problema que tienes en el Perú es uno cultural: el terror al fracaso. Se castiga muy duro el error, no se le acepta como el otro lado del éxito. Una segunda complicación es que los chicos, en su mayoría, no han pasado por una suficiente preparación para comunicar sus ideas con convicción. La mayoría de colegios no promueve a alumnos que den sus ideas de frente y que, como les digo a los cachimbos, reten a los profesores.
¿Y cómo reaccionan los padres ante este modelo?
Hay muchos que valoran la diferencia con su propia experiencia, pero no faltan los que vienen con exámenes de otras universidades y nos dicen: “Allá están aprendiendo Cálculo 8, acá no”. Y la verdad es que los chicos no necesitan saber Cálculo 8. Con los ingenieros ocurre que no importa lo que les enseñemos aquí, ellos tendrán que aprender muchas veces más en su vida nuevos conceptos y tecnologías. La idea no es que lo sepas todo, sino dos cosas: que tengas fundamentos muy sólidos para resolver problemas complejos y saber que hay conocimientos que están disponibles para que los busques cuando los necesites. 
Fuente: El Comercio

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