El experto en educación del Instituto de Estudios Peruanos y miembro del Consejo Nacional de Educación de Perú, Ricardo Cuenca, critica la explosión desmedida de matrículas universitarias en la década de los ‘90, que, asegura, generó los serios problemas por los que atraviesa hoy la calidad de la educación superior. No sólo muchas de las clases se hacen incluso en garajes, sino que los docentes no tienen los conocimientos suficientes: “las universidades se regulan por su propio estatuto, tratan de minimizar costos, entonces contratan profesores con los grados mínimos exigibles, que es la licenciatura”, asegura. “La situación universitaria de Perú es bastante complicada”.
¿Cuáles son los principales problemas?
Hay muy poca investigación y publicaciones científicas, escasos profesores con grados superiores y muchos que son contratados trabajan solo por horas, y salarios para los docentes de las universidades públicas por debajo de los promedios nacionales de otras carreras. Empezaron a aparecer universidades que no cumplían con los requisitos mínimos de funcionamiento, que funcionaban con unas licencias provisionales que otorgaba la comisión nacional de autorización. Toda esta situación evidenció que había un severo problema de calidad.
¿Por qué se llegó a esto?
Ante el descuido del Estado y porque la oferta no podía absorber toda la demanda por estudios universitarios, en la década del ‘90 el gobierno promovió la iniciativa privada con la idea de que esto podía democratizar el acceso. Pero si uno mira las encuestas, los jóvenes de los quintiles más pobres todavía no asisten a la universidad. La democratización tampoco fue tal….
Algunos reclaman que la Superintendencia atenta contra la autonomía...
Como en otros países, el mercado no reguló bien la calidad de la educación universitaria. Por lo tanto, se necesita buscar otros mecanismos de regulación. Uno de ellos es la creación de la Superintendencia. Hay 64 universidades de las 140 que están funcionando con licencias provisionales, con lo que ha habido una situación de poca legitimidad de estas universidades, sobre todo para las familias. Con la nueva ley, cualquier universidad o programa tiene que pasar una valla mínima de estándares de calidad y tiene que mantenerla por 6 años para que pueda renovar su licencia. No hay ningún atentado contra la autonomía.
¿Qué queda pendiente para avanzar en la calidad?
En general, estoy de acuerdo con la ley en el espíritu en los tres principales ejes (regulación de calidad, recuperación de la rectoría por el estado de las políticas de educación superior, y el regreso a la universidad como espacio promotor de la investigación y el conocimiento), pero creo que la ley no va a solucionar todo el problema universitario si no se avanzan en los cambios normativos en los institutos superiores técnicos y tecnológicos, en la ley marco de educación superior, (que empezó a discutirse el año pasado), que trata de normar un sistema que permita pasarelas e intercambios entre el sistema universitario y el técnico. Otro punto que requiere de modificación es la reorganización del sistema de acreditación. Y un cuarto elemento son las mejoras que se requieren en la educación secundaria, porque si el sistema universitario sigue recibiendo jóvenes que terminan los estudios secundarios con un mínimo de calidad, ninguna otra reforma va a mejorar lo que se quiere, que es tener mejores profesionales.
Fuente: http://www.pulso.cl/
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