miércoles, 23 de julio de 2014

Los abogados y la nueva ley universitaria

Por Engels Ortiz Samanamud

El presidente del Colegio de Abogados de Lima, Mario Amoretti, ha manifestado que iniciarán una acción de inconstitucionalidad de la nueva ley universitaria ante el Tribunal Constitucional, por considerar a esta ley como violatoria de la autonomía universitaria.

En ese sentido, se han expresado el expresidente del CAL, Walter Gutierrez, y el constitucionalista Enrique Bernales, ello en el marco de una charla magistral llamada: La Ley Universitaria y su Constitucionalidad, organizada por el CAL el pasado jueves 19 de Julio.
Sin embargo, frente a estas posiciones, se tiene al expresidente del Tribunal Constitucional, César Landa, quién ha indicado que la Nueva Ley Universitaria no es contraria a la Constitución; y lo cual también ha sido asumido por el Tribunal Constitucional en dos sentencias pasadas.

Es destacable el rol asumido por el CAL dentro de su política de pronunciarse sobre las cuestiones jurídicas del país; pero también hubiera sido loable y ético que se pronunciara sobre la situación de nuestras universidades desde más de una década, y, sobre todo, en cuanto a la formación de los profesionales que su institución alberga.

Por ello, habría que recordar que a fines del 2011, Gonzalo García Núñez, estando como presidente del Consejo Nacional de la Magistratura, denunció la creación de más de 100 universidades que a través de 600 filiales vienen otorgando títulos, maestrías y doctorados sin ninguna garantía académica, y, por lo tanto, devaluando la formación de los futuros abogados.
Quizás la preocupación de los directivos del CAL se cierne sobre esto último y el rol que empiece a cumplir la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (SUNEDU), respecto de los títulos y grados que vienen otorgado las universidades con fines de lucro mediante sus filiales regadas por todo el país.

De darse una revisión a la formación de pregrado y posgrado que están realizando tanto las universidades públicas y privadas, supondría el retiro de títulos por pésima formación a distancia y grados de fin de semana, ocasionando un riesgo económico considerable para el CAL dado al aporte económico que percibe de sus centenares de colegiados.

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