domingo, 6 de octubre de 2013

Los rectores denuncian que la Universidad retrocede 10 años por los recortes



Las universidades de la Comunidad han retrocedido diez años en cuestión de financiación a consecuencia de los recortes del Consell. Los 668 millones de euros presupuestados para este año, 2013, igualan los del año 2006, pero con el nivel de vida de 2004.
El dato, aportado ayer por el actual rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, en el contexto del primer debate Seu Oberta organizado por el diario El País y la sede Ciudad de la UA, contó con un contrapeso: la fórmula para salir de la crisis en la que coincidieron el resto de invitados al debate (cinco de lo seis rectores que han dirigido el campus alicantino ya que Martín Mateo no podía asistir): «innovación y capital humano», como precisó Salvador Ordóñez.
Partiendo de la reflexión común de que la universidad no es ningún oasis apuntada por Antonio Gil Olcina, y de que se ve afectada por los recortes, enfatizaron el error de la clase política que incide en «dañar» el proceso de formación de las futuras generaciones, como recalcó el decano de los rectores alicantinos.
En la misma línea, Jiménez Raneda puso el acento en la preocupación que le provoca «que no se diga que se va a recuperar el peso de la universidad, y soy pesimista en ese sentido», lamentó, en alusión a la proliferación de universidades privadas al amparo de los recortes en las públicas.
Otro modelo
Sentadas las bases de que la crisis actual es «coyuntural», Andrés Pedreño apuntó la necesidad de hacer comprender «especialmente a la clase política, que la salida de la crisis pasa por un nuevo modelo económico en el que es clave el papel de la universidad. Con 6 millones de parados insistió la universidad es clave para la empleabilidad y competitividad de todos los sectores si se concibe a largo plazo, al margen de recortes puntuales. Hay que pedir más eficiencia a la universidad concedió , pero la innovación tecnológica es fundamental para salir de la crisis».
«No se trata de quitar, sino de poner dinero», apostilló Ordoñez. «El coste real de la universidad no incrementa la deuda porque sus cifras de gasto son muy modestas», añadió. Raneda recordó que la contribución económica de las universidades arroja resultados «muy positivos, y no lo decimos nosotros porque estemos dentro, lo avalan todos los estudios».
Palomar concluyó que la situación financiera es «delicada y comprometida», y que incluso «se esperan más recortes», pero a cambio ofreció el compromiso de una mayor eficiencia. El propio Gil Olcina sentenció que las universidades tienen el «deber de atenuar los daños» de los recortes, para que «no afecte a la estructura docente e investigadora».
 

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