miércoles, 2 de octubre de 2013

La universidad opaca: sólo dos centros españoles aprueban en transparencia


Basta abrir un periódico, ver la televisión u observar los carteles del metro para ver decenas de anuncios de universidades, públicas y privadas, con un mensaje similar: “Si estudias en nuestro centro, encontrarás trabajo”. Pero ¿sabe alguien cuál es la empleabilidad real de los egresados de cada universidad? Teniendo en cuenta que, nos guste o no, la principal razón por la que se cursa una titulación universitaria es para tener una profesión cualificada en el futuro, es incomprensible que no exista este dato. Apenas hay universidades en España que ofrezcan esta cifra. Ni ésta, ni muchas otras.
En su segunda edición, el Informe de transparencia en la web de las universidades españolas, elaborado por la Fundación Compromiso y Transparencia, pone de manifiesto las profundas lagunas que en materia de transparencia tienen nuestras universidades. Y en esta ocasión el análisis se ha extendido a los centros privados. Sólo dos universidades públicas pueden ser consideradas transparentes –cumplen, al menos, 20 de los 25 indicadores de transparencia–, la Universidad de Cantabria y la Universidad Carlos III de Madrid. Todas las universidades privadas son opacas, pues cumplen menos de quince indicadores de transparencia, una calificación que obtienen también algunos de los centros españoles más presitigiosos como la Universidad de Barcelona o la Universidad Complutense de Madrid.
“Las universidades españolas, hoy por hoy, son instituciones muy autorreferenciales y muy poco abiertas”, ha explicado a El Confidencial Javier Martín Cavanna, director ejecutivo de la Fundación Compromiso y Transparencia y coautor del informe. Aunque, desde que se publicó la primera edición del estudio el año pasado, hay centros que han hecho los deberes, la transparencia sigue brillando por su ausencia en gran parte de las instituciones. Y no hay más que visitar las páginas web de los centros para comprobarlo.
“Hoy en día no se puede concebir la rendición de cuentas y la transparencia si no es a través del principal canal de comunicación, que son las webs”, explica Cavanna. “Es un canal con muy poco coste, aunque tiene una serie de complejidades, como identificar cuál es la información relevante. Nosotros definimos esos contenidos, cuál es la información sensible, aquella información básica desde el punto de vista institucional que las universidades deben revelar a sus distintos grupos de interés”.
Transparencia no es colgar documentos irrelevantes
Uno de los grandes problemas que han arrastrado los portales de las universidades españolas desde su lanzamiento es la dificultad que reviste encontrar determinada información. Por ello, para la elaboración del informe de transparencia, sólo se ha aceptado información que sea visible, accesible, comprensible y actual. “Que sea visible quiere decir que sea de fácil acceso al internauta, porque está colocada es unos niveles de navegación razonables (segundo o tercer nivel, como mucho) y porque acceder a ella es sencillo”, explica el autor del informe. “Muchas veces no damos por buena alguna información que, es verdad que está colgada pero el esfuerzo que se le exige al internauta para localizarla, sintetizarla y saber lo que pasa es enorme”.
Por supuesto, el problema de la transparencia en las universidades no se limita a la usabilidad de sus webs, pero estas son la cara visible del problema, la punta del iceberg. La rendición de cuentas de las universidades españolas deja muchísimo que desear y no está estandarizada. ¿Qué indicadores deberían ofrecer estos centros? En opinión de Cavanna, todas las universidades deberían ofrecer indicadores sobre investigación, situación en los rankings, profesorado, precios, contabilidad, empleabilidad… Un total de 25 aspectos que se recogen en el informe.
“Sería muy bueno que las universidades se autorregularan y definieran la información mínima básica que hay que presentar, o al menos que la Conferencia de Rectores (CRUE) haga algo en ese sentido, y como no lo hace hemos tenido que poner en marcha este informe”, asegura Cavanna. “Lo que estamos viendo es que nuestros informes consiguen consensuar esos criterios. Al final las universidades nos lo agradecen, porque es el único criterio que hay”.
 

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