De la universidad más ordenada y tranquila de las décadas de 1950 y 1960, en que podían funcionar como claustros cerrados de organización, autónomos, casi autoconcentrados, paso a convertirse a fines del siglo pasado en centros competitivos cada vez más global, muy rápidos, algo caóticos, de redes abiertas de conocimiento que contribuyan a la creación del futuro de las sociedades a las que sirven. En tal sentido, nuestra gestión al frente del Rectorado 2004-2009 que hoy culmina, ha tratado de adecuarse bien a estas realidades.
Con el balance positivo al término del ejercicio, aunque aún insuficiente para nuestra ambiciosa y relevante escala de renovadas aspiraciones académicas y financieras. Teniendo la cercana colaboración de los Sres. Decanos, Vicerrectores, funcionarios docentes, personal administrativo y acogiendo las opiniones del alumnado, se ha conducido de manera solvente, provechosa y equilibrada, la institucionalidad molinera, llevándola a buen puerto. Todo ello en medio de la escasa provisión económica que a duras penas sólo permite la sobrevivencia y del poco interés estatal en velar por el desarrollo de la crucial e imprescindible comunidad universitaria. Un descuido flagrante que merma su crecimiento vital.
Como tradición en La Molina, hemos preservado la fortaleza de ser una universidad selectiva, que filtra la calidad de los estudiantes admitidos; orientada a los líderes de cada generación; especializada; proveedora de una formación integral, tecnológica y humanista, con valores personales, iniciativa, voluntad, curiosidad intelectual y responsabilidad social; exigente, pero avanzándose hacia un manejo más flexible en las decisiones, sobre la base de responsabilidades específicas y una lista corta de objetivos concretos y consistentes; más descentralizado y subsidiario, interconectada a una red de instituciones afines de la región y del mundo, lo cual permitió una gestión eficaz que puede ser funcionalmente medido más por resultados que por procedimientos.
No quiero concluir este hasta luego en el cargo sin ratificar que constituyó para mí un verdadero privilegio servir en una institución centenaria de la calidad y significado de la Agraria en La Molina, dos períodos de Vicerrector y uno de Rector en la querida alma mater. Sintiéndome profundamente honrado por la confianza otorgada en monitorearla, poniendo mi grano de arena en la tarea de contribuir a posicionar mejor el desarrollo de la Universidad. Habiendo dedicado mis mayores esfuerzos en una experiencia enriquecedora a extender su alcance, energizarla para niveles superiores de éxito en cada área de nuestra vida institucional, hollando en cierto modo a desafiarla en sus capacidades. Afirmando el liderazgo de nuestra Universidad como una institución académica en camino a la excelencia, especializada, exigente y selectiva, productora de conocimiento, responsable socialmente e interconectada a una red de instituciones pares.
Al acceder al cargo el Dr. Abel Mejía Marcacuzco, colega y amigo, se levanta nuevamente la ilusión del cambio en el lustro ad portas, galvanizando el proceso que desde hace 107 años ocupa la Universidad Nacional Agraria La Molina en el concierto de la sociedad peruana. Para ello requerirá del esfuerzo colectivo de todos, en una tarea a la que hay que ponerle sensibilidad, persistencia e imaginación creativa. No dudo que Abel pondrá todo el empeño y la sapiencia necesaria que lleve al amplio éxito institucional, en el sueño de una molinera renovada, con orden y modernidad. Sello de calidad de La Molina reconocido a nivel internacional y prestigiada en el país, por ser una de las mejores entidades formando profesionales y de las primeras en cristalizar investigaciones en el rubro empresarial, medio ambiental y agropecuario. Así como ser de las pocas que tienen un Sistema de Gestión de Calidad aprobado por el Consejo Universitario y que está en marcha con la implementación de Sistemas de Información y Comunicación que se vienen desarrollando en convenio con INICTEL, UNI y nuestra Casa de Estudios.
Es el momento de agradecimientos: Agradecer a los docentes y estudiantes que forman y formarán parte de los Consejos Universitarios y Asamblea Universitaria. Así como a los profesores y administrativos que han apoyado a la gestión, al igual a los estudiantes que fueron inspiradores de bien hacer.
Agradecer en forma especial a la Secretaria General de la Universidad así como a los colaboradores del día a día, a los que ayudaban aún con el mal humor del Rector en días difíciles………………
Pero los más sacrificados han sido mis hijos y mi esposa, quienes sentían mis ausencias por dedicarme tanto a mi querida Universidad; aún a costa de mis vacaciones que prácticamente nunca las tomé. Mis disculpas a ellos. Son más de 40 años dedicados a la Universidad Nacional Agraria La Molina.
Desde aquí un profundo agradecimiento a mi familia que siempre me apoyó.
Con la alegría del deber cumplido cedo con mucho gusto la posta al Ingeniero Agrícola, past Decano y ahora nuestro flamante Rector, Dr. Abel Mejía.
Con el balance positivo al término del ejercicio, aunque aún insuficiente para nuestra ambiciosa y relevante escala de renovadas aspiraciones académicas y financieras. Teniendo la cercana colaboración de los Sres. Decanos, Vicerrectores, funcionarios docentes, personal administrativo y acogiendo las opiniones del alumnado, se ha conducido de manera solvente, provechosa y equilibrada, la institucionalidad molinera, llevándola a buen puerto. Todo ello en medio de la escasa provisión económica que a duras penas sólo permite la sobrevivencia y del poco interés estatal en velar por el desarrollo de la crucial e imprescindible comunidad universitaria. Un descuido flagrante que merma su crecimiento vital.
Como tradición en La Molina, hemos preservado la fortaleza de ser una universidad selectiva, que filtra la calidad de los estudiantes admitidos; orientada a los líderes de cada generación; especializada; proveedora de una formación integral, tecnológica y humanista, con valores personales, iniciativa, voluntad, curiosidad intelectual y responsabilidad social; exigente, pero avanzándose hacia un manejo más flexible en las decisiones, sobre la base de responsabilidades específicas y una lista corta de objetivos concretos y consistentes; más descentralizado y subsidiario, interconectada a una red de instituciones afines de la región y del mundo, lo cual permitió una gestión eficaz que puede ser funcionalmente medido más por resultados que por procedimientos.
No quiero concluir este hasta luego en el cargo sin ratificar que constituyó para mí un verdadero privilegio servir en una institución centenaria de la calidad y significado de la Agraria en La Molina, dos períodos de Vicerrector y uno de Rector en la querida alma mater. Sintiéndome profundamente honrado por la confianza otorgada en monitorearla, poniendo mi grano de arena en la tarea de contribuir a posicionar mejor el desarrollo de la Universidad. Habiendo dedicado mis mayores esfuerzos en una experiencia enriquecedora a extender su alcance, energizarla para niveles superiores de éxito en cada área de nuestra vida institucional, hollando en cierto modo a desafiarla en sus capacidades. Afirmando el liderazgo de nuestra Universidad como una institución académica en camino a la excelencia, especializada, exigente y selectiva, productora de conocimiento, responsable socialmente e interconectada a una red de instituciones pares.
Al acceder al cargo el Dr. Abel Mejía Marcacuzco, colega y amigo, se levanta nuevamente la ilusión del cambio en el lustro ad portas, galvanizando el proceso que desde hace 107 años ocupa la Universidad Nacional Agraria La Molina en el concierto de la sociedad peruana. Para ello requerirá del esfuerzo colectivo de todos, en una tarea a la que hay que ponerle sensibilidad, persistencia e imaginación creativa. No dudo que Abel pondrá todo el empeño y la sapiencia necesaria que lleve al amplio éxito institucional, en el sueño de una molinera renovada, con orden y modernidad. Sello de calidad de La Molina reconocido a nivel internacional y prestigiada en el país, por ser una de las mejores entidades formando profesionales y de las primeras en cristalizar investigaciones en el rubro empresarial, medio ambiental y agropecuario. Así como ser de las pocas que tienen un Sistema de Gestión de Calidad aprobado por el Consejo Universitario y que está en marcha con la implementación de Sistemas de Información y Comunicación que se vienen desarrollando en convenio con INICTEL, UNI y nuestra Casa de Estudios.
Es el momento de agradecimientos: Agradecer a los docentes y estudiantes que forman y formarán parte de los Consejos Universitarios y Asamblea Universitaria. Así como a los profesores y administrativos que han apoyado a la gestión, al igual a los estudiantes que fueron inspiradores de bien hacer.
Agradecer en forma especial a la Secretaria General de la Universidad así como a los colaboradores del día a día, a los que ayudaban aún con el mal humor del Rector en días difíciles………………
Pero los más sacrificados han sido mis hijos y mi esposa, quienes sentían mis ausencias por dedicarme tanto a mi querida Universidad; aún a costa de mis vacaciones que prácticamente nunca las tomé. Mis disculpas a ellos. Son más de 40 años dedicados a la Universidad Nacional Agraria La Molina.
Desde aquí un profundo agradecimiento a mi familia que siempre me apoyó.
Con la alegría del deber cumplido cedo con mucho gusto la posta al Ingeniero Agrícola, past Decano y ahora nuestro flamante Rector, Dr. Abel Mejía.
Muchas gracias.
La Molina, miércoles 12 de Agosto del 2009.
Luis Maezono Yamashita
Rector 2004-2009
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