Por León Trahtemberg
Como egresado de las consolidadas y prestigiadas universidades peruanas UNI y Pacífico, yo solía tener una mirada escéptica respecto a los institutos y universidades públicas y privadas de menor jerarquía. Esto, debido a la evidente escasez de catedráticos altamente calificados, limitaciones en infraestructura, laboratorios y bibliotecas, junto con el bajo nivel de los ingresantes.
Después de tantos años de viajar por todo el Perú mi escepticismo se ha flexibilizado al constatar que para decenas de miles de egresados de la secundaria privada y pública que aspiran a continuar estudios superiores, el paso por varias de esas universidades e institutos sí le agrega valor a su limitada formación escolar. De este modo, les abren la opción de superarse, aprender todo lo que esté a su alcance y luego, vía posgrados en universidades peruanas de alto nivel ó extranjeras, pueden elevar aún más su formación, y así intentar ser competitivos con los profesionales graduados de universidades de mayor peso.
La opción para todos estos jóvenes se vería altamente favorecida si egresaran de los colegios mucho mejor preparados (esa es responsabilidad del ministerio de educación); si el estado incentivara los fondos concursables, donaciones e inversiones con fines de investigación y desarrollo de ciencia y tecnología (eso corresponde al ejecutivo y especialmente al MEF); y si la legislación de educación superior se adecuara a los estándares internacionales que hacen equivalencias automáticas entre los créditos de la formación técnica obtenidos en IST y los créditos de formación académica o profesional obtenidos en las universidades (cosa que corresponde al congreso)
Hay muy buenas posibilidades de ofrecer en el corto plazo mejores opciones educativas a los peruanos, especialmente a quienes no tienen el privilegio de acceder a las universidades más consolidadas. Sin embargo, se requiere convicción de parte de los gobernantes y congresistas, que es la parte más débil de todo el esquema.
Estando ad-portas del proceso electoral 2010–2011 sería bueno que los votantes analicen la trayectoria de los candidatos a congresistas y gobernantes regionales y nacionales para evaluar –además de su honestidad- qué espacio ocupa en sus vidas este tipo de iniciativas.
Fuente: www.trahtemberg.com
Como egresado de las consolidadas y prestigiadas universidades peruanas UNI y Pacífico, yo solía tener una mirada escéptica respecto a los institutos y universidades públicas y privadas de menor jerarquía. Esto, debido a la evidente escasez de catedráticos altamente calificados, limitaciones en infraestructura, laboratorios y bibliotecas, junto con el bajo nivel de los ingresantes.
Después de tantos años de viajar por todo el Perú mi escepticismo se ha flexibilizado al constatar que para decenas de miles de egresados de la secundaria privada y pública que aspiran a continuar estudios superiores, el paso por varias de esas universidades e institutos sí le agrega valor a su limitada formación escolar. De este modo, les abren la opción de superarse, aprender todo lo que esté a su alcance y luego, vía posgrados en universidades peruanas de alto nivel ó extranjeras, pueden elevar aún más su formación, y así intentar ser competitivos con los profesionales graduados de universidades de mayor peso.
La opción para todos estos jóvenes se vería altamente favorecida si egresaran de los colegios mucho mejor preparados (esa es responsabilidad del ministerio de educación); si el estado incentivara los fondos concursables, donaciones e inversiones con fines de investigación y desarrollo de ciencia y tecnología (eso corresponde al ejecutivo y especialmente al MEF); y si la legislación de educación superior se adecuara a los estándares internacionales que hacen equivalencias automáticas entre los créditos de la formación técnica obtenidos en IST y los créditos de formación académica o profesional obtenidos en las universidades (cosa que corresponde al congreso)
Hay muy buenas posibilidades de ofrecer en el corto plazo mejores opciones educativas a los peruanos, especialmente a quienes no tienen el privilegio de acceder a las universidades más consolidadas. Sin embargo, se requiere convicción de parte de los gobernantes y congresistas, que es la parte más débil de todo el esquema.
Estando ad-portas del proceso electoral 2010–2011 sería bueno que los votantes analicen la trayectoria de los candidatos a congresistas y gobernantes regionales y nacionales para evaluar –además de su honestidad- qué espacio ocupa en sus vidas este tipo de iniciativas.
Fuente: www.trahtemberg.com
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