Una universidad rural reúne a mujeres de todo el mundo para enseñarles tecnología fotovoltáica. Ha graduado a miles que ahora tendrán la oportunidad de ganar su sustento ayudando a sus comunidades.
El Barefoot College (la universidad sin zapatos) se dedica desde 1972 a formar mujeres de todo el mundo con el conocimiento técnico para llevar electricidad y energía solar a sus comunidades. Mediante la enseñanza de la tecnología fotovoltáica intenta brindar oportunidades de desarrollo para mujeres pobres.
Ubicada en Tilonia, un pueblo semidesértico de Rajastán en el norte de la India, esta universidad congrega a mujeres de los lugares más remotos del planeta: África, América del Sur y Oceanía. Desde su fundación ha graduado a casi mil mujeres de 81 países distintos. En el pueblo las conocen como las "mamás solares".
La universidad fue fundada por Bunker Roy, un activista e ingeniero indio de 71 años, inspirado por la filosofía de Gandhi. Roy cree que problemas como el acceso al agua y a la electricidad pueden ser resueltos por los mismos habitantes de las áreas rurales. El Barefoot College busca poner en práctica esta filosofía convirtiendo a las mujeres en expertas en energía solar.
Roy argumenta que “en los pueblos los hombres copan la mayoría de los empleos. Queremos que por una vez se les den a ellas las oportunidades”. Por ello la totalidad de las participantes son mujeres seleccionadas de poblaciones rurales remotas con dificultades para el acceso a las redes eléctricas nacionales. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que 1.100 millones de personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad.
El Gobierno de la India es el encargado de financiar el viaje y la estancia de estas mujeres aportando cien mil euros para cada uno de los dos cursos anuales. El resto de los gastos son suministrados por organismos de la ONU y empresas privadas, incluyendo los materiales y paneles que luego las "mamás solares" instalan en sus pueblos.
Las participantes son mujeres como Norti Devi, una mujer india que relata su experiencia en la universidad. Para muchas de estas mujeres los conocimientos técnicos les permitirán adquirir ingresos propios por primera vez en sus vidas.
Beatrice Thiabo, proveniente de Dakar, demuestra su alegría diciendo: “Voy a ser responsable de la instalación de paneles solares en 50 hogares. Esto me proporcionará un papel importante en mi comunidad y algo de dinero”.
La directora del programa Lucie Argeliès explica que “las mujeres regresan a su pueblo con aptitudes que solo ellas tienen. Por eso son una fuente de progreso para todos y no tienen más remedio que escucharlas”.
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