El uso de robots como herramienta de aprendizaje contribuye al desarrollo de la creatividad y el pensamiento de los estudiantes.
Construir un robot puede parecer una tarea muy difícil. Sin embargo, los últimos avances tecnológicos permiten simplificar este trabajo y aprovechar el potencial didáctico de la robótica para el aprendizaje de las ciencias y la tecnología en los estudiantes. La denominada robótica educativa se integra poco a poco en los centros escolares de nuestro país y del extranjero como una disciplina para favorecer el desarrollo de competencias esenciales, entre ellas, la creatividad, el trabajo en equipo, la conciencia investigadora y el pensamiento organizado.
Los juegos de construcción, cuyo objetivo es ensamblar y encajar piezas hasta conseguir dar forma a un objeto predeterminado, se utilizan con frecuencia como una herramienta didáctica y entretenida para desarrollar habilidades manuales y cognitivas en los más jóvenes. ¿Y si se les pidiera que además de construir estos objetos consiguieran que se muevan y cobren vida automatizada? ¿Es capaz un niño de crear un robot?
Parece una tarea difícil, más propia de un ingeniero o de otros perfiles profesionales especializados en alta tecnología, que de un joven estudiante. Pero hoy en día, los entornos tecnológicos están cada vez más cerca de los alumnos y estos se inician desde edades tempranas en el uso de herramientas informáticas y aplicaciones técnicas que se simplifican para facilitar el acceso de este público.
Construir un robot puede parecer una tarea muy difícil. Sin embargo, los últimos avances tecnológicos permiten simplificar este trabajo y aprovechar el potencial didáctico de la robótica para el aprendizaje de las ciencias y la tecnología en los estudiantes. La denominada robótica educativa se integra poco a poco en los centros escolares de nuestro país y del extranjero como una disciplina para favorecer el desarrollo de competencias esenciales, entre ellas, la creatividad, el trabajo en equipo, la conciencia investigadora y el pensamiento organizado.
Los juegos de construcción, cuyo objetivo es ensamblar y encajar piezas hasta conseguir dar forma a un objeto predeterminado, se utilizan con frecuencia como una herramienta didáctica y entretenida para desarrollar habilidades manuales y cognitivas en los más jóvenes. ¿Y si se les pidiera que además de construir estos objetos consiguieran que se muevan y cobren vida automatizada? ¿Es capaz un niño de crear un robot?
Parece una tarea difícil, más propia de un ingeniero o de otros perfiles profesionales especializados en alta tecnología, que de un joven estudiante. Pero hoy en día, los entornos tecnológicos están cada vez más cerca de los alumnos y estos se inician desde edades tempranas en el uso de herramientas informáticas y aplicaciones técnicas que se simplifican para facilitar el acceso de este público.
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