Cuando la Sunedu entró en funcionamiento era de público conocimiento que existía un problema de calidad en las universidades, pero nadie imaginaba los altos niveles de informalidad que se han encontrado.
JERRY ESPINOZA SALVATIERRA
Director de Supervisión de la Sunedu, a la luz de un artículo crítico de algunos puntos del trabajo de la Sunedu del doctor Luis Piscoya Hermoza.
En estos días en los que está en debate la baja calidad de la educación escolar y cómo ello afecta directamente el futuro de los niños y jóvenes de nuestro país, resulta inevitable pensar que uno de los factores que inciden directamente en este problema es el nivel profesional de los docentes que se vienen graduando de las universidades.
Ya en el 2010 el Tribunal Constitucional declaró que el sistema universitario tenía un problema estructural pues existe exceso de oferta educativa y la calidad es diversa. Ello se manifiesta, por ejemplo, con la prestación del servicio educativo en centros universitarios ubicados sobre restaurantes de comida china, al lado de factorías de automóviles y en casas de familia.
Por ello, en julio del 2014 se promulgó una nueva Ley Universitaria que propone una verdadera reforma educativa, estableciéndose que todas las universidades pasen por una evaluación de estándares mínimos de calidad; la supervisión efectiva de un servicio público esencial; y la creación de una Superintendencia que realice estas funciones.
Se requirió algún tiempo para que la Sunedu se implemente efectivamente. Se trata de una nueva institución que recién en el 2016 funcionó legitimada por el Tribunal Constitucional. En primer lugar, promovió el cambio de gobierno de las universidades públicas a través de elecciones universales con participación de todo el cuerpo docente y estudiantil, con buenos resultados: 30 de 31 universidades han elegido a nuevas autoridades.
En paralelo, la Sunedu aprobó condiciones básicas de calidad para empezar a solucionar el problema estructural del sistema universitario. Esta norma prioriza aspectos de investigación, infraestructura, planes de estudio y contratación de docentes a tiempo completo, entre otros. Es importante señalar que la Sunedu tiene el encargo de asegurarse que todas las universidades sean evaluadas bajo estas condiciones. No es deber de la Sunedu licenciar a todas las universidades, sino el de ellas demostrar que cumplen con los requisitos. Decir lo contrario implicaría que la Sunedu deje de lado su rol técnico-evaluador.
Por eso el trabajo de la Sunedu no puede medirse considerando el número de universidades que han alcanzado el licenciamiento (14 a la fecha), sino el número de universidades que viene evaluando de manera efectiva (106). Es decir, al menos el 75% de las universidades a nivel nacional vienen siendo evaluadas por la Sunedu de acuerdo con el cronograma.
Por otro lado, la entidad viene desarrollando una ardua tarea en la lucha contra la informalidad. Cuando la Sunedu entró en funcionamiento era de público conocimiento que existía un problema de calidad en las universidades, pero nadie imaginaba los altos niveles de informalidad que se han encontrado. Las acciones de supervisión han detectado 124 programas académicos de pre y posgrado que no cuentan con autorización en 19 universidades y 79 establecimientos no autorizados en 43 provincias del Perú creados a pesar que una ley moratoria lo prohibía.
Afrontar este grave problema no solo pasa por exhortar el cierre de programas o establecimientos y una eventual sanción a las universidades, sino por brindar opciones a los estudiantes afectados. Por ello, la Sunedu ha emitido normativa para que se realicen exámenes de admisión especial que midan conocimientos adquiridos, y se elaboren planes de reubicación bajo criterios de accesibilidad (económica y geográfica).
¿Cómo es posible que las universidades hayan actuado al margen de la Ley sin que esto haya sido detectado por el Estado? Antes no existía un ente supervisor que evaluara no solo la calidad, sino que el servicio se encuentre autorizado. Es la primera vez que en el Perú tenemos un mapa completo de la oferta educativa autorizada legalmente, y podemos informar a la ciudadanía que existen 2657 programas académicos de pregrado, 3407 de posgrado y, al menos, 333 establecimientos universitarios, que cuentan con autorización. Toda esta información es de fácil acceso a través de la web de la Sunedu para que los peruanos puedan tomar mejores decisiones al momento de elegir una carrera universitaria.
A pesar del poco tiempo de ser creada y de funcionar de manera efectiva, la Sunedu ha conseguido iniciar la reforma de la educación universitaria. El avance de este proceso debe ser valorado por su minuciosidad más que por su celeridad, y pensando en no perjudicar a los estudiantes. Su éxito se reflejará en una educación universitaria más igualitaria que impulse el desarrollo del país.
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El trabajo de la Sunedu no puede medirse considerando el número de universidades que han alcanzado el licenciamiento (14 a la fecha), sino el número de universidades que viene evaluando de manera efectiva (106). Es decir, al menos el 75% de las universidades a nivel nacional vienen siendo evaluadas por la Sunedu de acuerdo con el cronograma.
Fuente: Diario UNO
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