miércoles, 16 de agosto de 2017

A 10 años del sismo que destruyó buena parte de Ica

Por Isaac Ortiz Samanamud

“Que las familias ubicadas en zonas con elevado nivel de vulnerabilidad sísmica, puedan acceder a una estructura de concreto armado, que les permita salvaguardar su integridad física durante el sismo de gran magnitud, y que posterior al mismo, esta estructura continúe con su vida útil, no habiendo sufrido falla estructural”
Desde mucho antes de iniciar mis estudios en la carrera de ingeniería civil en la UNI, tuve la oportunidad de visitar importantes proyectos de construcción acompañando a mi padrino el reconocido huachano Ing. Roberto Morales, quien fuera uno de los más destacados ingenieros estructurales del país. Siempre con curiosidad, escuchaba las conferencias y consultorías que brindaba mi padrino, relacionadas a la historia sísmica de nuestro país y las famosas placas tectónicas centrándose de manera especial en la problemática de la autoconstrucción, los materiales como el adobe, la albañilería y el concreto armado, los criterios de diseño y análisis estructural, la falta de políticas de mitigación de riesgos de desastres naturales y los elevados índices de daños sufridos en eventos pasados, y lo que siempre me dejaba boca abierta, en sus conferencias, era cuando presentaba la envidiable cultura e investigaciones sobre el tema en Japón, lugar donde él realizara sus estudios de post grado en ingeniería estructural e hiciera muchas amistades que posteriormente le permitieran fundar el CISMID UNI, recuerdo con claridad todo esto, puesto lo escuchaba todo el tiempo, y se quedó grabado cada imagen y cada recomendación. 
Para mí, el hecho de haber vivido en Huacho, ubicado en la zona céntrica del litoral peruano, me acostumbró a los sismos cada cierto tiempo, y dicho sea de paso, es bueno acotar, en el tiempo que llevo de existencia, mi tierra no ha sufrido un sismo que pueda ser considerado de importancia, o alto nivel de destrucción, sin embargo debido a mis estudios de pregrado, y sobretodo el haber podido aprender del que considero uno de los mejores de la ingeniería estructural peruana, hizo que dedicara por años parte de mi tiempo a crear una forma de ayudar a las familias que se encuentran en situación más vulnerables frente a este fenómeno natural.
Previamente, debo contarles, que uno de los materiales bastante usado por las familias de menor ingreso económico ha sido el adobe, posiblemente por su costo y fácil acceso, por ello el Ing. Roberto Morales, hizo investigaciones para mejorar la fabricación de adobe, y dejó manuales, en los cuales se consideraba determinadas adiciones en su proceso de fabricación, y también en el proceso constructivo de viviendas con este material mejorado, pero siempre indicando que tenía un límite muy bajo de resistencia frente a un evento sísmico de gran magnitud.
El otro material muy usado en la autoconstrucción es la albañilería, es decir la compuesta por unidades de ladrillos de arcilla, columnas y vigas de confinamiento. Lógicamente construir una vivienda de albañilería tiene un costo mayor a la de adobe, debiendo tener un mejor comportamiento frente a un evento sísmico de gran magnitud, pero posiblemente con daños irreparables, tratando en todo caso de evitar el colapso inmediato a fin que los ocupantes puedan evacuarla oportunamente.
Seguidamente, están las estructuras de concreto armado, compuestas en su totalidad por concreto con acero de refuerzo longitudinal y transversal, cuyo costo es aún mayor que la de albañilería, pero con la consideración que ésta estructura debería soportar el sismo de gran magnitud y seguir funcionando posterior al mismo.
Aquí me detengo, para compartir con ustedes mi sueño:
“Que las familias ubicadas en zonas con elevado nivel de vulnerabilidad sísmica, puedan acceder a una estructura de concreto armado, que les permita salvaguardar su integridad física durante el sismo de gran magnitud, y que posterior al mismo, esta estructura continúe con su vida útil, no habiendo sufrido falla estructural”
Este deseo, de hace varios años, hoy con entusiasmo puedo decirles que está próximo, para ello se ha hecho investigaciones y alianzas estratégicas. 
He tomado lo mejor de otros emprendimientos a nivel global, se ha logrado involucrar a empresarios e investigadores alrededor de este sueño, lográndose:
Inversión en tecnología de punta.
Optimización de diseños con alto índice de seguridad.
Optimización de línea de producción y aprovisionamiento.

No ha sido fácil, pero ciertamente un sueño tan retador tenía que tener sus obstáculos, de lo contrario hubiese dudado que estuviera en el camino correcto.
Tome a mi tierra Huacho como zona piloto.
Hoy tenemos capacidad de producir semanalmente, 50 estructuras de concreto armado, al que hemos denominado “MODULO ANTISISMICO”.

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