Por Engels Ortiz Samanamud
El ex ministro de economía del gobierno de Toledo, Luis Carranza, durante su exposición en la reciente CADE 2010, sorprendió a los asistentes al decir en tono enfático que nuestro país necesita más ingenieros que cocineros.
Tal afirmación le debe de haber provocado más de un cólico estomacal a Gastón Acurio o al dueño del Instituto D´Gallia, que ha hecho de la enseñanza culinaria su mejor negocio.
Lo manifestado por Luis Carranza ha generado artículos y reportajes en algunos diarios sobre la necesidad de que se invierta más en Ciencia y Tecnología (CyT), dado que con la bonanza económica producto de la exportación de minerales, el boom de la construcción, y la firmas de TLCs, se está evidenciando la carencia de ingenieros y, sobre todo, de técnicos calificados.
Y por qué cuando se fue parte de un gobierno no se fomentó la CyT, como por ejemplo: aprobando en el Consejo de Ministros un mayor presupuesto para el CONCYTEC, o por qué no se impulsó un proyecto de creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología y Educación Superior o una nueva Ley Universitaria que incluyera una mejor distribución del canon y las regalías mineras para que las universidades nacionales como la UNI, San Marcos y Agraria perciban un mayor porcentaje para investigación y, no como hasta el momento, que las universidades de provincias nadan en dinero sin saber qué hacer con él.
El ilustre físico pakistaní ABDUS SALAM, premio Nóbel de Física en el año 1979, escribió la siguiente frase: “ES NECESARIO QUE RECONOZCAMOS ESTO: NINGÚN PAÍS TIENE EXCUSA PARA NO ESTABLECER FIRMEMENTE SUS BASES DE CIENTÍFICOS, TÉCNICOS Y ARTESANOS CALIFICADOS”.
El destacado ingeniero civil, Roberto Morales, ex rector UNI, esbozó a finales de la década de los 80s un planteamiento que buscaba posicionar al Perú dentro de la región como un país pionero de la CyT. La proyección asumida para ese propósito tuvo la mira del año 2030, que implicaba aproximadamente dos generaciones y que nos ubicaba plenamente en el presente siglo XXI y en nuestro Bicentenario, como un país competitivo e innovador a la par de Chile y Brasil.
Han pasado dos décadas sin que ningún gobierno haya asumido como Política de Estado, invertir en Ciencia y Tecnología. Empero, se han desarrollado proyectos y acciones en pro de formar instituciones que contribuyan a lo antes mencionado.
Ahí tenemos la Alianza Estratégica conformada por San Marcos, UNI y Agraria, asimismo la Red de Investigación e Innovación que la integran estas tres universidades más la PUCP y la Cayetano Heredia y la Red Académica Peruana (RAAP) que también agrupa a universidades de provincias.
También es destacable la labor realizada por un grupo de empresarios al fomentar técnicos a través del SENATI, y otra labor importante en favor de la Pymes, son los Centros de Innovación Tecnológica (CITEs) impulsados por el Ministerio de la Producción.
En ese escenario y con los institutos de investigación como el INIA, el IMCA, el IGP, entre otros, se puede crear el Primer Parque Tecnológico Peruano, que con el financiamiento del gobierno central, los gobiernos regionales, el sector empresarial representado por la CONFIEP, SNI, ADEX, etc, se pueda echar andar el progreso y desarrollo sostenible del Perú pero con Ciencia, Ingeniería, Innovación y Tecnología.
El ex ministro de economía del gobierno de Toledo, Luis Carranza, durante su exposición en la reciente CADE 2010, sorprendió a los asistentes al decir en tono enfático que nuestro país necesita más ingenieros que cocineros.
Tal afirmación le debe de haber provocado más de un cólico estomacal a Gastón Acurio o al dueño del Instituto D´Gallia, que ha hecho de la enseñanza culinaria su mejor negocio.
Lo manifestado por Luis Carranza ha generado artículos y reportajes en algunos diarios sobre la necesidad de que se invierta más en Ciencia y Tecnología (CyT), dado que con la bonanza económica producto de la exportación de minerales, el boom de la construcción, y la firmas de TLCs, se está evidenciando la carencia de ingenieros y, sobre todo, de técnicos calificados.
Y por qué cuando se fue parte de un gobierno no se fomentó la CyT, como por ejemplo: aprobando en el Consejo de Ministros un mayor presupuesto para el CONCYTEC, o por qué no se impulsó un proyecto de creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología y Educación Superior o una nueva Ley Universitaria que incluyera una mejor distribución del canon y las regalías mineras para que las universidades nacionales como la UNI, San Marcos y Agraria perciban un mayor porcentaje para investigación y, no como hasta el momento, que las universidades de provincias nadan en dinero sin saber qué hacer con él.
El ilustre físico pakistaní ABDUS SALAM, premio Nóbel de Física en el año 1979, escribió la siguiente frase: “ES NECESARIO QUE RECONOZCAMOS ESTO: NINGÚN PAÍS TIENE EXCUSA PARA NO ESTABLECER FIRMEMENTE SUS BASES DE CIENTÍFICOS, TÉCNICOS Y ARTESANOS CALIFICADOS”.
El destacado ingeniero civil, Roberto Morales, ex rector UNI, esbozó a finales de la década de los 80s un planteamiento que buscaba posicionar al Perú dentro de la región como un país pionero de la CyT. La proyección asumida para ese propósito tuvo la mira del año 2030, que implicaba aproximadamente dos generaciones y que nos ubicaba plenamente en el presente siglo XXI y en nuestro Bicentenario, como un país competitivo e innovador a la par de Chile y Brasil.
Han pasado dos décadas sin que ningún gobierno haya asumido como Política de Estado, invertir en Ciencia y Tecnología. Empero, se han desarrollado proyectos y acciones en pro de formar instituciones que contribuyan a lo antes mencionado.
Ahí tenemos la Alianza Estratégica conformada por San Marcos, UNI y Agraria, asimismo la Red de Investigación e Innovación que la integran estas tres universidades más la PUCP y la Cayetano Heredia y la Red Académica Peruana (RAAP) que también agrupa a universidades de provincias.
También es destacable la labor realizada por un grupo de empresarios al fomentar técnicos a través del SENATI, y otra labor importante en favor de la Pymes, son los Centros de Innovación Tecnológica (CITEs) impulsados por el Ministerio de la Producción.
En ese escenario y con los institutos de investigación como el INIA, el IMCA, el IGP, entre otros, se puede crear el Primer Parque Tecnológico Peruano, que con el financiamiento del gobierno central, los gobiernos regionales, el sector empresarial representado por la CONFIEP, SNI, ADEX, etc, se pueda echar andar el progreso y desarrollo sostenible del Perú pero con Ciencia, Ingeniería, Innovación y Tecnología.
2 comentarios:
Desde el punto de vista económico Luis Carranza no tiene ni tendrá la personalidad para poder hacer un comentario de esa naturaleza, solo con saber que fue ministro en el gobierno de Toledo quien sólo se preocupó por las anarquías políticas. Pregunto: Antes de ser Ministro quién lo conocía a Carranza y despues de ser ministro que esá haciendo por nuestro Pais.
Soy peruano e ingeniero y vivo en Brasil. Cuando los presupuestos del gobierno solo consideran carreteras y edifícios, y las empresas solo crean pienzan en comprar tecnologia pronta estamos creando dependência. Mas no creo que el caso sea solo falta de ingenieros. El grande problema es saber medir quantos ingenieros necesitamos todo año e definir que tipos de ingenieros el país necesita. Por eso solo planificación de largo plazo y una gestión estrategica séria de país, independiente de quien gobierne el país.
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