jueves, 6 de febrero de 2014

'Los alumnos de ahora no son menos inteligentes, pero sí peores'

ENTREVISTA, Alfonso Castro, decano electo de la Facultad de Derecho
 
"El decano ha de ser la voz de Derecho y no el eco de voces que vienen de arriba"
"La Universidad debe ser accesible, pero primando esfuerzo, inteligencia y voluntad
"Una Universidad no es una expendeduría de títulos, no es una FP cualificada"
"¿Hay que competir en los rankings? Bueno. Pero desvirtuarnos por eso, no"

 
Por SEBASTIÁN TORRES Sevilla
 
Muy a juego con su estética mod, la entrevista se realiza en uno de los pubs al más puro estilo británico que hay en Sevilla. Alfonso Castro (Sevilla, 1969) tomará posesión en unos días como decano de la Facultad de Derecho después de haber sido elegido por una amplia mayoría de la Junta de Facultad en primera votación. Este catedrático en Derecho Romano, doctor en Derecho y licenciado en Geografía e Historia es además presidente de la junta de personal de la Universidad de Sevilla. Habla alto y claro.
Pregunta.- ¿Goza la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla del prestigio que tuvo siempre?
Respuesta.- No. Y, sobre todo, no goza del peso que tenía. Derecho es la única rama absolutamente necesaria e imprescindible para gobernar y constituir una universidad. En nuestra Facultad ha habido siempre y sigue habiendo muchos profesores de prestigio, lo que se ha diluido ha sido el prestigio como colectivo.
P.- ¿En qué se constata u observa esa pérdida de peso?
R.- Derecho ha perdido su voz y su visibilidad en el exterior de la Universidad. Necesita una voz que sea independiente y propia dentro de la polifonía de voces que es una universidad y que no se identifique de forma absoluta con la del Rectorado, como ha ocurrido en los últimos años, pero con plena lealtad a la institución. Mi relación a nivel personal con el rector es muy buena y a nivel institucional será de lealtad, independencia y transparencia.
P.- ¿Se perdió la visibilidad al cambiar una ubicación emblemática en la Fábrica de Tabacos por este campus de la Enramadilla?
R.- Me gusta esa metáfora porque porque todo ese proceso de traslado, que ya es pasado, se realizó intentando silenciar la voz de la Facultad por parte de un sector de la misma. El Decanato tiene que representar la voz de Derecho y no ser el eco de otras voces que vienen desde arriba.
P.- ¿Qué piensa hacer para recuperar el prestigio, el peso o la voz?
R.- A nivel interno, apostar por la transparencia, coordinar la gestión y colaborar de forma directa y constante con los departamentos; con todos, incluidos los no jurídicos, para ser una voz nítida de la Facultad en la Universidad y ante la sociedad.
P.- Como discurso general puede valer, pero concrete alguna medida...
R.- Lo primero es poner la casa en orden. Y eso implica trabajar por que el Plan de Ordenación Docente sea racional, sensato, transparente, objetivo y objetivable, algo que ha faltado en los últimos tiempos. En segundo lugar, ordenar racionalmente el bosque de titulaciones que, en ocasiones irreflexivamente, se han impulsado. En el centro tenemos Derecho, GAP (Gestión y Administración Pública), Derecho y Administración y Dirección de Empresas, Derecho y Económicas, Derecho y GAP, Criminología... además de los másteres, que hay que racionalizarlos.
P.- ¿Y eso cómo se consigue sin generar conflictos?
R.- Con consenso, asumiendo las potencionalidades y las limitaciones del centro y siempre con el propósito de no degradar el título de Derecho, que es y será siempre uno de los títulos fundamentales de la Universidad.
P.- ¿Cómo puede afectar a la 'degradación' del título que la nota de corte esté en un cinco?
R.- Siempre ha sido así. El problema no es la nota de corte. Hay que facilitar el estudio de Derecho a todo el mundo; es una carrera central.
P.- Es que hoy parece devaluado casi cualquier título. ¿Quizás de ahí esa obsesión por los dobles grados?
R.- Una facultad no es una expendeduría de títulos, no es una hacedora de oficios, no es una F.P. cualificada. Es mucho más que eso, lo ha sido siempre y lo debe seguir siendo, pese a los intentos de desvirtuación del exterior y de una parte del interior no bien informada.
P.- ¿La Universidad ha bajado el listón de su exigencia?
R.- Existe una presión ambiental interiorizada por muchos universitarios y muchos dirigentes universitarios de que ese nivel ha de adaptarse al perfil de aquellos que nos llegan y eso es un error.
P.- ¿Y el nivel de los estudiantes, ha bajado en los últimos 20 años, tiempo que lleva usted de profesor?
R.- Indudablemente sí. Los alumnos de ahora no son menos inteligentes que los de antes, pero son infinitamente peores. Por eso, si la Universidad baja el nivel, ¿cómo van a ser mejores que los de antes? Ni siquiera iguales. La Universidad ha de ser accesible a todos desde el punto de vista económico, pero en un ámbito donde debe prevalecer la inteligencia, la voluntad y el esfuerzo.
P.- ¿Por que la Universidad de Sevilla no despunta en ningún ranking?
R.- No creo en esos rankings y menos como se hacen. El prestigio, la calidad y la reputación son potencias difícilmente mensurables. Éste es un territorio, el de las clasificaciones, dominado por los anglosajones. Hay que competir en él, pero sin perder la perspectiva. Las universidades de Hong Kong o Sao Paulo no son mejores que la de Sevilla porque lo diga un ranking. Éstos muchas veces responden a intereses que no son estrictamente objetivos. ¿Adaptarnos? Bueno. Pero desvirtuarnos por eso, no. Hay que tener un poquito de orgullo, dignidad patria y perspectiva. La Universidad de Sevilla ha mejorado mucho en las últimas décadas y la sociedad española tiene que estar moderadamente orgullosa de ella.
P.- ¿Y qué falta para mejorar: dinero, profesores, mejores leyes...?
R.- Falta todo eso pero, fundamentalmente, una auténtica política de Estado que coloque a la Universidad y al sistema educativo que culmina en la Universidad como prioridad. Los americanos son hijos nuestros y están inmensamente mejor financiados, pero la Universidad es una invención europea. Lo que falta es una apuesta prioritaria por la Universidad y la cultura, que es donde seguimos siendo hegemónicos o, como mucho, compartimos la hegemonía.
P.- ¿Cómo afectan a la Universidad los recursos del Ministerio de Haccienda contra los nombramientos de profesores y catedráticos por exceder la tasa de reposición?
R.- Esos recursos están mermando a la Universidad. Desde el punto de vista presupuestario, no supone ahorro alguno; desde el punto de vista moral, es inaceptable y desde el punto de vista jurídico es absolutamente discutible. Sólo cabe esperar que los tribunales de Justicia defiendan los derechos de los funcionarios públicos y al propio sistema público de Universidad.
P.- A usted como decano lo elige la Junta de Facultad y al rector de la Hispalense lo elige el Claustro. ¿Es democrática la Universidad?
R.- Sí lo es, con un itinerario de mejoras por recorrer. Es mejor el sufragio universal ponderado, porque votan todos. En el Claustro votan 200 y con sufragio universal votarían 70.000, que es la población de Toledo.
P.- Además de decano electo es presidente de la junta de personal de la Universidad de Sevilla por CCOO. ¿compatibilizará ambos cargos?
R.- Son en sí mismos compatibles. Este año los mantendré, hasta las elecciones a la junta de personal. Estaré a lo que los compañeros decidan, pero a mí me gusta que el aire nuevo circule siempre.
P.- ¿Qué campaña ha hecho? Creo que no utiliza las redes sociales.
R.- Ni siquiera soy usuario de las redes sociales. Mi campaña han sido cuatro años de trabajo y rodearme de las mejores personas posibles. Ha habido una reacción de entusiasmo y esperamos estar a la altura. El decano no es una persona que está en un sitio sino que hace cosas.
P.- ¿Fue profesor de Susana Díaz?
R.- No. Nos llevamos muy poca edad. No puedo decir nada de ella como estudiante. Como ciudadano, pienso que está empezando y hay que dejarla hacer, pero que conste que soy partidario de las primarias y las listas absolutamente abiertas.

Fuente: http://www.elmundo.es/america.html

No hay comentarios: