Por: Pedro Flores Flores
Salvo excepciones, notables, como la de Fernando Vivas, que cada cierto tiempo lanza un artículo invitándonos a la reflexión en torno a la problemática de la universidad peruana, pocos, por no decir nadie dice algo sobre la situación por la que atraviesan muchos de los centros de estudios superiores en nuestro país, cuyo número de 129, que para algunos no es el problema. Lo pongo claro, la situación crítica que atraviesa la universidad peruana es uno de los problemas más importantes que tiene que abordar para sentar las bases de solución el gobierno de Ollanta Humala.
Para nadie es un secreto que gran parte de las 129 universidades, muchas de las cuales han sido creadas durante los últimos años, en cualquier otra realidad que no sea la peruana, no podrían equivaler ni siquiera a un instituto de rango menor. Condenando, con su nefasta presencia y a través de los títulos que sin ningún criterio técnico y académico emiten, a quienes ahí derivan, masivamente jóvenes, a no ser más un día que profesionales de ninguna categoría, sin ningún horizonte en el campo de su profesión. Condenados a laborar en cualquier campo, excepto el de su formación.
Nadie puede decir en nuestro país, menos los gobernantes actuales, dado que se comprometieron durante la campaña electoral a emitir una nueva Ley Universitaria sustituya a la vieja ley Nº 23733, que no conoce la dramática situación en la que se encuentra la universidad peruana. Nadie puede decir que hoy, muchas de ellas son el prototipo de empresas privadas que inescrupulosamente buscan generar rentabilidad a cualquier precio; ofreciendo por ejemplo el ingreso libre a nuestros adolescentes cuando estos ni siquiera han concluido sus estudios secundarios.
Urge quebrar de plano la lógica de esta dinámica infernal. El gobierno tiene que asumir su responsabilidad, el Congreso de la República también. El Perú, país que nuestros actuales gobernantes desean de primer mundo para el año 2040, requiere de un mecanismo legal que le rompa el espinazo a todas estas mafias que han depreciado el valor de los estudios superiores en nuestro patria y que impiden que en conjunto todos los peruanos sentemos las bases de la meritocracia, única manera de propulsar a nuestro país por ese derrotero. Necesitamos una Ley Universitaria que responda a los requerimientos de un país con tamañas aspiraciones.
Desde aquí solicito a los gobernantes actuales, al gobierno del presidente Ollanta Humala, que se declaré en emergencia al sistema universitario peruano. Al mismo tiempo, hago un llamado al Congreso de la República para que quienes hoy ahí activan, los llamados Padres de la Patria, diseñen, de cara al país, un nuevo mecanismo legal, una nueva ley, que permita a un país demográficamente joven como es el nuestro de apostar con posibilidades de ganar verdaderamente por el futuro. De lo contrario, un sistema, el universitario, llamado a elevar y enaltecer a nuestro país, por el contrario lo llevará al despeñadero, al atraso y, con el tiempo, a la marginación a nivel mundial.
Para nadie es un secreto que gran parte de las 129 universidades, muchas de las cuales han sido creadas durante los últimos años, en cualquier otra realidad que no sea la peruana, no podrían equivaler ni siquiera a un instituto de rango menor. Condenando, con su nefasta presencia y a través de los títulos que sin ningún criterio técnico y académico emiten, a quienes ahí derivan, masivamente jóvenes, a no ser más un día que profesionales de ninguna categoría, sin ningún horizonte en el campo de su profesión. Condenados a laborar en cualquier campo, excepto el de su formación.
Nadie puede decir en nuestro país, menos los gobernantes actuales, dado que se comprometieron durante la campaña electoral a emitir una nueva Ley Universitaria sustituya a la vieja ley Nº 23733, que no conoce la dramática situación en la que se encuentra la universidad peruana. Nadie puede decir que hoy, muchas de ellas son el prototipo de empresas privadas que inescrupulosamente buscan generar rentabilidad a cualquier precio; ofreciendo por ejemplo el ingreso libre a nuestros adolescentes cuando estos ni siquiera han concluido sus estudios secundarios.
Urge quebrar de plano la lógica de esta dinámica infernal. El gobierno tiene que asumir su responsabilidad, el Congreso de la República también. El Perú, país que nuestros actuales gobernantes desean de primer mundo para el año 2040, requiere de un mecanismo legal que le rompa el espinazo a todas estas mafias que han depreciado el valor de los estudios superiores en nuestro patria y que impiden que en conjunto todos los peruanos sentemos las bases de la meritocracia, única manera de propulsar a nuestro país por ese derrotero. Necesitamos una Ley Universitaria que responda a los requerimientos de un país con tamañas aspiraciones.
Desde aquí solicito a los gobernantes actuales, al gobierno del presidente Ollanta Humala, que se declaré en emergencia al sistema universitario peruano. Al mismo tiempo, hago un llamado al Congreso de la República para que quienes hoy ahí activan, los llamados Padres de la Patria, diseñen, de cara al país, un nuevo mecanismo legal, una nueva ley, que permita a un país demográficamente joven como es el nuestro de apostar con posibilidades de ganar verdaderamente por el futuro. De lo contrario, un sistema, el universitario, llamado a elevar y enaltecer a nuestro país, por el contrario lo llevará al despeñadero, al atraso y, con el tiempo, a la marginación a nivel mundial.
Fuente: http://www.generaccion.com
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