Por León Trahtemberg
Los procesos electorales suelen ser analizados por diversidad de analistas y periodistas en sus dimensiones netamente electorales, o en lo que los candidatos presidenciales pudieran hacer o no en los próximos 5 años.
Sin embargo, hay otros factores que los educadores podríamos aprovechar para entender cómo es que se construye educación cívica a partir de situaciones nacionales complejas como lo pueden ser las elecciones presidenciales, regionales, la importación de transgénicos, el uso de píldoras anticonceptivas, la venta de material pirateado, pobreza, inseguridad, corrupción, etc.
En primer lugar es notable que todos los candidatos presidenciales y los dos finalistas hayan incorporado el tema de educación, ciencia y tecnología en sus promesas u y planes de gobierno. Es difícil entender exactamente a qué se refieren y cómo rendirán cuenta por ello una vez que se obtenga un ganador, pero al menos la colocación del tema en la agenda de prioridades ya es una buena noticia.
La situación de casi empate electoral obligó a cada comando y candidato presidencial a afilar sus propuestas, prestar atención a los comentarios del contrincante, analistas, psicoanalistas, encuestadores, columnistas y editorialistas de ambos lados, incluyendo figuras de talla internacional. En suma, obligó a los candidatos a afinar sus propuestas, gestos, estilo comunicacional; es decir, aprender más y de los demás.
Desde mi postura de educador quedé preguntándome ¿cuánto hubieran aprendido nuestros alumnos si es que el currículo escolar por ejemplo de Ciencias Sociales y Educación Ciudadana hubiesen armado un currículo escolar escogiendo los mismos temas de la realidad peruana que han dado lugar a los debates electorales. Por ejemplo seguridad, pobreza, corrupción, infraestructura, crecimiento económico, estado de derecho, institucionalidad, derechos humanos, etc. Es decir, pocos temas por año, en cada grado otros, en forma de proyectos que se estudian a fondo, buscando estadísticas, datos, opiniones, informes científicos, propuestas de los candidatos regionales, municipales y presidenciales, preparando interdisciplinariamente cada tema para finalmente tomar una posición y presentarla a los demás.
No solamente tendríamos estudiantes más informados y autónomos, sino que estaríamos formando a los futuros ciudadanos con un conocimiento de su realidad y un compromiso que vendrían construidos desde muy atrás, junto con su vocación por hacer algo al respecto en asuntos cruciales para el futuro.
Qué pasaría si ante cada propuesta de Ollanta Humala los ciudadanos con base económica suficiente evaluaran espontáneamente, ¿es viable económicamente? Qué pasaría si ante la presencia del equipo de campaña y allegados de Keiko Fujimori los ciudadanos debidamente formados en temas psicológicos e históricos se preguntaran espontáneamente ¿es posible que un hijo o hija se diferencie sustancialmente de la ideología y posturas actitudinales de su padre? ¿Cómo se expresaría esa diferenciación?
Y si finalmente ninguna de las posiciones expuestas resulta lo suficientemente convincente como para identificarse con ella, ¿qué hacer? ¿Tiene similitud con el caso de resolver dilemas con riesgos como operarse o no un tumor canceroso, invertir o no en comprar una casa a plazos, decidir casarse o no con su pareja?
Si nuestras autoridades educacionales entendieran que así los alumnos aprenderían más que con los enfoques memorísticos escolares habituales orientados al enciclopedismo y al pasado, quizá tendríamos una población mejor formada y educada.
Creo que ya es hora que se entienda que el estudio interdisciplinario pero a profundidad de unos pocos temas le produciría a los alumnos mucho más sentido de realidad, además del disfrute por el aprendizaje, que el estudio secuencial, memorístico, enciclopédico, cronológico, compartamentalizado por disciplinas de los temas pre establecidos por el ministerio, tal como se hace hoy en día.
Y así como yo como columnista no me atrevería a decirle a mis lectores cómo votar, lo mismo debiera ocurrir con los profesores en estos proyectos, que en lugar de decirle cuál es la situación perfecta por la que todos “deben optar”, ofrecerles más bien que suelen haber abanicos de alternativas que debemos procurar entender para solo luego tomar una posición propia, que puede ser muy válida, aunque sea diferente a la de muchos otros compañeros del salón que llegaron a conclusiones diferentes.
Fuente: http://www.trahtemberg.com
Los procesos electorales suelen ser analizados por diversidad de analistas y periodistas en sus dimensiones netamente electorales, o en lo que los candidatos presidenciales pudieran hacer o no en los próximos 5 años.
Sin embargo, hay otros factores que los educadores podríamos aprovechar para entender cómo es que se construye educación cívica a partir de situaciones nacionales complejas como lo pueden ser las elecciones presidenciales, regionales, la importación de transgénicos, el uso de píldoras anticonceptivas, la venta de material pirateado, pobreza, inseguridad, corrupción, etc.
En primer lugar es notable que todos los candidatos presidenciales y los dos finalistas hayan incorporado el tema de educación, ciencia y tecnología en sus promesas u y planes de gobierno. Es difícil entender exactamente a qué se refieren y cómo rendirán cuenta por ello una vez que se obtenga un ganador, pero al menos la colocación del tema en la agenda de prioridades ya es una buena noticia.
La situación de casi empate electoral obligó a cada comando y candidato presidencial a afilar sus propuestas, prestar atención a los comentarios del contrincante, analistas, psicoanalistas, encuestadores, columnistas y editorialistas de ambos lados, incluyendo figuras de talla internacional. En suma, obligó a los candidatos a afinar sus propuestas, gestos, estilo comunicacional; es decir, aprender más y de los demás.
Desde mi postura de educador quedé preguntándome ¿cuánto hubieran aprendido nuestros alumnos si es que el currículo escolar por ejemplo de Ciencias Sociales y Educación Ciudadana hubiesen armado un currículo escolar escogiendo los mismos temas de la realidad peruana que han dado lugar a los debates electorales. Por ejemplo seguridad, pobreza, corrupción, infraestructura, crecimiento económico, estado de derecho, institucionalidad, derechos humanos, etc. Es decir, pocos temas por año, en cada grado otros, en forma de proyectos que se estudian a fondo, buscando estadísticas, datos, opiniones, informes científicos, propuestas de los candidatos regionales, municipales y presidenciales, preparando interdisciplinariamente cada tema para finalmente tomar una posición y presentarla a los demás.
No solamente tendríamos estudiantes más informados y autónomos, sino que estaríamos formando a los futuros ciudadanos con un conocimiento de su realidad y un compromiso que vendrían construidos desde muy atrás, junto con su vocación por hacer algo al respecto en asuntos cruciales para el futuro.
Qué pasaría si ante cada propuesta de Ollanta Humala los ciudadanos con base económica suficiente evaluaran espontáneamente, ¿es viable económicamente? Qué pasaría si ante la presencia del equipo de campaña y allegados de Keiko Fujimori los ciudadanos debidamente formados en temas psicológicos e históricos se preguntaran espontáneamente ¿es posible que un hijo o hija se diferencie sustancialmente de la ideología y posturas actitudinales de su padre? ¿Cómo se expresaría esa diferenciación?
Y si finalmente ninguna de las posiciones expuestas resulta lo suficientemente convincente como para identificarse con ella, ¿qué hacer? ¿Tiene similitud con el caso de resolver dilemas con riesgos como operarse o no un tumor canceroso, invertir o no en comprar una casa a plazos, decidir casarse o no con su pareja?
Si nuestras autoridades educacionales entendieran que así los alumnos aprenderían más que con los enfoques memorísticos escolares habituales orientados al enciclopedismo y al pasado, quizá tendríamos una población mejor formada y educada.
Creo que ya es hora que se entienda que el estudio interdisciplinario pero a profundidad de unos pocos temas le produciría a los alumnos mucho más sentido de realidad, además del disfrute por el aprendizaje, que el estudio secuencial, memorístico, enciclopédico, cronológico, compartamentalizado por disciplinas de los temas pre establecidos por el ministerio, tal como se hace hoy en día.
Y así como yo como columnista no me atrevería a decirle a mis lectores cómo votar, lo mismo debiera ocurrir con los profesores en estos proyectos, que en lugar de decirle cuál es la situación perfecta por la que todos “deben optar”, ofrecerles más bien que suelen haber abanicos de alternativas que debemos procurar entender para solo luego tomar una posición propia, que puede ser muy válida, aunque sea diferente a la de muchos otros compañeros del salón que llegaron a conclusiones diferentes.
Fuente: http://www.trahtemberg.com
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