Tienen todo para merecer una primera plana o un reconocimiento público que los convierta en compatriotas ejemplares, pero existe un inconveniente que cae sobre sus hojas de vida como un pecado involuntario: son científicos, y sabido es que nuestro país celebra más la pose que el contenido. Por eso, nuestros profetas de la ciencia han tenido que exportar sus conocimientos, y hoy se encuentran posicionados en diversas universidades y laboratorios estadounidenses y europeos. Sí, esos mismos que se valen de nuestros insumos naturales para luego vendérnoslos al triple, convertidos en medicinas o alimentos manufacturados. Acompáñenos a conocer los nombres, y parte de la obra de nuestros científicos. Conozca a Carlos Bustamante, un peruano educado en nuestras aulas universitarias quien gracias a sus aportes en el estudio del desarrollo celular, es voceado para obtener el premio Nobel. ¿Se imagina qué sería de nuestra ciencia si aquellos estudiosos fueran repatriados y puestos a trabajar en laboratorios peruanos, propagando sus conocimientos a nuestros científicos en formación?
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