Ecuador: Desde SENESYCT, se plantean cambios en acceso de estudiantes y evaluación a centros educativos
Por estar en otro momento de la educación superior, la Secretaría Técnica de Educación Superior (SENESCYT) plantea cambios. Así lo dio a conocer Subsecretario Adrián Bonilla, quien explicó que, para el acceso a los cupos universitarios, se piensa en agregar un requisito, a más del examen de ingreso: el record académico de la secundaria. En cuanto a la evaluación a las universidades, se está buscando modificaciones que van a implicar más acompañamiento y aplicación de lógicas de evaluación y acompañamiento de tiempo más no de categorización.
“Esta idea de que se impidió acceder a los muchachos (a la educación superior) está mal formulada, pero sí hay una serie de temas de política pública que deben corregirse”, señaló el Subsecretario, al tiempo de mencionar que, pese a que las universidades públicas, desde el 2012 hasta el 2018, reciben mucho más dinero “que nunca en la historia”, en este año reciben menos estudiantes que en 2012.
“Hay una distorsión que tiene que ver con varias lógicas que se establecieron en los sistemas de acreditación, evaluación, en los estímulos que se dieron a las universidades y en las restricciones que se les pusieron”, señaló.
Bonilla detalló que, por ejemplo, las evaluaciones, en donde la idea es publicar, no investigar, hacen que los profesores presionen por menos horas de clase, por tanto, existen menos estudiantes.
“Esta idea de que haya profesores titulados y que haya un racio per cápita, a propósito de los profesores tituladas, tienes menos estudiantes y más profesores titulados”, añadió.
A ello se suma la “absoluta indiferencia” sobre la vinculación de la universidad con la colectividad. “Apenas el 3 por ciento, en la fórmula de la redistribución de los recursos, se imputa a vinculación de las universidades con la sociedad, con las necesidades nacionales, con la solución de sus problemas”, indicó.
El nuevo régimen de la SENESCYT ha trabajado por modificaciones que permitan mejorar el acceso a los jóvenes, según Bonilla.
“En la última toma del Ser Bachiller, la posibilidad de acceso de los estudiantes, respecto del mismo semestre en el año anterior, se amplió en casi un 40 por ciento, sin embargo, la brecha entre quienes acceden a la educación superior y las ofertas que tienen las universidades se mantiene y, eventualmente, se amplía”, enfatizó.
“A pesar de la multiplicidad de regulaciones la educación pública, que es gratuita, pierde participación respecto de la educación privada, de número de estudiantes que van a las aulas”, añadió Bonilla, quien sostuvo que, ahora, alrededor del 43 por ciento de la educación superior del Ecuador es ofrecida de fuentes privadas.
“Lo que hemos tenido es una caída de 7 puntos respecto del pasado”, manifestó.
Al ser consultado en el programa “El Poder de la Palabra” de Ecuadorinmediato/Radio sobre si debido al examen de ingreso ha reducido el nivel de acceso a la educación superior, el Subsecretario Bonilla contestó: “No es el único factor, el examen tiene que mantenerse, por supuesto, sería idiota quitar el examen de ingreso”.
“El libre ingreso jamás existió porque lo que existió en las universidades públicas era un sistema de oferta de cupos por lógicas clientelares y patrimoniales, los amigos de la organización política que dominaba la universidad o la facultad o la escuela era los que podían ingresar, los pocos cupos que quedaban, si no había esta lógica, se repartían entre quién madrugaba más o quién vendía los puestos en las colas para ingresar a la universidades”, enfatizó.
Bonilla manifestó que el examen ha sido el único parámetro para poder ingresar a las universidades, por lo que cree que se debe incluir otro requisito adicional.
“Si al examen de ingreso, que se mantiene, se aumenta, como un indicador para ingresar a las universidades y es una de las reformas que estamos proponiendo, la evaluación del record académico, vas a tener dos indicadores en distintas proporciones que van a mirar la capacidad de raciocinio, que tienen los muchachos cuando dan el examen, pero, además, los mejores egresados, las personas que sacaron buenas notas a lo largo del colegio”, dijo.
Con ello, asimismo, permitirá “más democratización de la educación superior”, evitando una centralización del acceso a la educación superior.
“El acceso no es indiscriminado, el acceso va a continuar siendo meritocrático, pero tiene que introducirse un elemento de carácter territorial, que permita que estudiantes de todas las provincias puedan acceder, los mejores, por supuesto”, insistió.
El menor ingreso a universidades se deba a que los centros de estudios ofrecen menos cupos, aclaró el Subsecretario Bonilla y añadió: “Es un problema que tiene que ver con causas demográficas, en el año 1999, fue el año en que más ecuatorianos nacieron en Ecuador, que se está graduando ahora, por otra parte, son causas que tienen que ver con una lógica reglamentaria que intentaba conseguir calidad a base de la reducción de la docencia”.
“Lo que estamos tratando es de garantizar el aseguramiento de la calidad mediante una serie de reformas que van a implicar más acompañamiento, por ejemplo, en lugar de estas categorías A, B, C, D, que se planteó para las universidades, estamos planteando lógicas de evaluación y acompañamiento de más o menos tiempo de evaluación”, sostuvo.
Explicó que, en el caso de universidades que tienen, con su evaluación, mejores resultados, tendrán una nueva inspección, luego de un número de años, menor que aquellas que requieren más acompañamiento.
“Van a seguir siendo evaluadas, la lógica de calidad, que se implanta alrededor de las universidades, tendrá una serie de medidas de acompañamiento, de aseguramiento de la calidad, donde la evaluación de las universidades es el instrumento, no es el fin, el fin es que mejore la calidad”, opinó.
Las universidades han incrementado los gastos corrientes para contratar más estudiantes, pese a la reducción de estudiantes.
“Están invirtiendo menos en infraestructura, con más dinero, están invirtiendo menos con infraestructura, porque tienen que adaptarse a las normas que las evalúan, en donde la docencia no es fundamental, es fundamental, por ejemplo, la titulación de los profesores o la publicación, que no es lo mismo que la investigación, en donde no es fundamental vincularse con la sociedad, la pertinencia de la investigación con las necesidades nacionales, en donde interesa es que, en las estadísticas, hay más publicaciones”, sustentó.
“Hay que cambiar, mejorar la fórmula de repartición de recursos, eso también está en la ley”, indicó Bonilla. En la propuesta se plantea que se tome en cuenta varios indicadores medibles de democratización de la educación, premie la investigación pertinente a la solución de los problemas nacionales y que estimule la docencia.
“Nuevos criterios para la repartición de recursos sí están en la ley y esto va a mejorar el manejo y eficacia de las universidades públicas en la administración de los recursos. La ley también establece una serie de modificaciones que van a ayudar a gestionar mejor también a las universidades particulares porque es inevitable, no somos ciegos, si el 43 por ciento de la educación superior está en manos de las entidades de educación superior particulares, hay que trabajar para el conjunto del sistema”, exteriorizó.
“No se toca el sistema de evaluación de las universidades en términos de su aprobación, para aprobarse tendrán que seguir el mismo trámite establecido en la ley”, aclaró Adrián Bonilla.
La categorización a las universidades se reemplazaría por un sistema de aseguramiento de la calidad, que hace que las universidades de menor calidad tengan que ser evaluadas cada tres años (antes era en cinco). Mientras que las universidades, que ahora son A, serán evaluadas en seis o siete años.
“Eso significa que el CEAACES; que tiene como propósito asegurar la calidad, su propósito no es evaluar, acompañe más a las universidades de menor calidad para hacer un seguimiento mucho más cercano, nada tiene que ver la categorización”, señaló.
Con la propuesta del Gobierno anterior, bajo la categorización, lo que ocurrió fue que las universidades de menor categoría recibían menos recursos, mientras que las de mayor nivel tenían más dinero.
“En términos estructurales, las universidades llamadas de menor categoría, al recibir menos recursos, nunca iban a poder mejorar la calidad, no se trata de dar más o menos recursos, se trata de asegurar la calidad, de acompañar, no de perseguir, la diferencia está en una lógica de acompañamiento a las universidades, manteniendo el control, de una lógica de castigo, de punición, de uso indiscriminado del poder como sistema de regulación”, fustigó.
Fuente: http://www.ecuadorinmediato.com
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