Por Engels Ortiz Samanamud
Publicado el 07/01/18
Un
9 de Enero, hace 34 años, mi madre recibió la trágica noticia de la muerte de
mi padre José, ya podrán imaginarse el profundo dolor que ello ocasionó en ella
y en mis dos hermanos mayores, en mi caso estaba apenas por cumplir 3 años.
Fueron
pasando los años, y con el acompañamiento de mi abuelo materno Ricardo y
posteriormente mi padrino Roberto, pudimos suplir la ausencia física de nuestro
padre.
Posteriormente,
un 21 de Enero, hace 10 años, no imaginé
que en este mismo mes, fallecería nuestro padrino Roberto, que fue como un
padre para mis hermanos y mi persona.
Es así, cuando se acerca un fin de año, que se asoman a mi memoria el recuerdo de dos partidas que calaron mucho en mi persona, quizás, ya con los años transcurridos he podido encontrar sosiego.
Es así, cuando se acerca un fin de año, que se asoman a mi memoria el recuerdo de dos partidas que calaron mucho en mi persona, quizás, ya con los años transcurridos he podido encontrar sosiego.
Recuerdo,
a los días de producida la partida de mi padrino Roberto, yo estaba sumido en
una profunda tristeza y me alcanzaron un artículo escrito por el exrector de
San Marcos, Manuel Burga, titulado Adíós, rector emprendedor, en alusión a la
figura de mi padrino Roberto en su calidad de rector de la UNI.
En
ese artículo, leí esto: Los rectores, en las universidades públicas peruanas
sobre todo, como muchas autoridades elegidas en nuestro país, somos como
veleros de épocas pasadas, no dependemos de nuestros propios motores, sino de
la calidad y dirección de los vientos.
De
ahí, quedé pensando, que este párrafo encaja en la vida de todo ser humano,
pues considero que nuestras vidas son como veleros que van al ritmo de cómo nos
lleven los vientos, por ello, no sabemos en qué momento llegue la tormenta y
nuestro velero naufrague.
El fatídico 2 de enero del 2018, ha enlutado a
decenas de familias huachanas, y creo comprender la profunda tristeza que han
de estar pasando. Espero, que el tiempo les permita encontrar a padres,
hermanos, hijos y amistades; la tranquilidad necesaria, y, sobre todo, la
debida justicia por esta tragedia que se pudo evitar o mitigar.
Publicado el 07/01/18
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