Al comenzar el año 2008, los peruanos tuvimos la infausta noticia de la repentina pérdida del Ing. Roberto Morales, quien se venía desempeñando como rector de la UNI.
Roberto Morales fue un ingeniero emprendedor que durante toda su trayectoria siempre estaba impulsando nuevos proyectos, tales como: los concursos interescolares de matemáticas y los seminarios de orientación profesional desde el año 1988 y dándoles continuidad en los años posteriores.
En el propósito de fomentar en la juventud estudiosa la vocación para seguir las profesiones de ingeniería y ciencias, convencido de que dichas carreras contribuyen al desarrollo y bienestar del país.
Tras recorrer muchas provincias del Perú, y viajar a las mejores universidades de Latinoamérica y del primer mundo como Japón y Francia, es que a su retorno, plasma su breve ensayo: “El Nuevo Rol de las Universidades en el siglo XXI”, y siendo elegido decano de la Facultad de Ingeniería Civil en el año 1994, y posteriormente rector en el año 2002, impulsa su proyecto insignia: “UNI, Universidad de Emprendedores”.
Sin embargo, a fines del año pasado le detectaron cáncer en su fase terminal, nadie podía creer que alguien que se mostraba tan lúcido y vigente académica y profesionalmente pudiera estar tan delicado.
A pesar de que él, era consciente del estado en que se encontraba, nada impidió para que siguiera adelante esforzándose por concretar los retos planteados para su universidad.
No ha pasado ni un año, de tan irreparable pérdida, y de nuevo los peruanos somos sacudidos con la triste noticia de la abrupta partida de un gran educador como lo fue Constantino Carvallo.
Otro gran visionario que vislumbró una nueva forma de educar a nuestros niños y adolescentes. En sus palabras la escuela debía ser: “Un espacio de socialización en el que se forja el carácter del individuo y del ciudadano. La autonomía moral y la búsqueda crítica del saber son los fines fundamentales que dirigen su actuar”. Y lo puso en práctica en su gran proyecto educativo que fundó en 1978, el colegio “Los Reyes Rojos”.
Constantino Carvallo también se desempeñó en otra faceta como dirigente de Alianza Lima, durante los diez años de su labor dirigencial, desarrolló un programa en el que formó una nueva generación de destacados deportistas, y muchos de ellos también estudiaron en Los Reyes Rojos con apoyo de él.
Hace unas semanas que fuera internado en una clínica local por problemas al corazón, se vio embestido por un paro cardiaco y como si se tratara de un silbato final de algún partido de su querido Alianza Lima, Constatino Carvallo falleció de un infarto.
Pareciera que los peruanos estamos sentenciados a perder a grandes hombres en la plenitud de su vida y en todo el apogeo de sus mejores proyectos.
Ejemplos clamorosos de esas fatalidades, son nuestro gran pensador José Carlos Mariategui y nuestro más destacado poeta César Vallejo, que partieron a muy temprana edad a la eternidad.
Acaso los peruanos estamos condenados a perder a nuestros mejores cuadros y quedarnos con medianías y en algunos casos mediocridades; o quizás el mensaje sea otro, que las nuevas generaciones formadas bajo el liderazgo de ellos, tienen la misión de continuar con sus obras.
Roberto Morales fue un ingeniero emprendedor que durante toda su trayectoria siempre estaba impulsando nuevos proyectos, tales como: los concursos interescolares de matemáticas y los seminarios de orientación profesional desde el año 1988 y dándoles continuidad en los años posteriores.
En el propósito de fomentar en la juventud estudiosa la vocación para seguir las profesiones de ingeniería y ciencias, convencido de que dichas carreras contribuyen al desarrollo y bienestar del país.
Tras recorrer muchas provincias del Perú, y viajar a las mejores universidades de Latinoamérica y del primer mundo como Japón y Francia, es que a su retorno, plasma su breve ensayo: “El Nuevo Rol de las Universidades en el siglo XXI”, y siendo elegido decano de la Facultad de Ingeniería Civil en el año 1994, y posteriormente rector en el año 2002, impulsa su proyecto insignia: “UNI, Universidad de Emprendedores”.
Sin embargo, a fines del año pasado le detectaron cáncer en su fase terminal, nadie podía creer que alguien que se mostraba tan lúcido y vigente académica y profesionalmente pudiera estar tan delicado.
A pesar de que él, era consciente del estado en que se encontraba, nada impidió para que siguiera adelante esforzándose por concretar los retos planteados para su universidad.
No ha pasado ni un año, de tan irreparable pérdida, y de nuevo los peruanos somos sacudidos con la triste noticia de la abrupta partida de un gran educador como lo fue Constantino Carvallo.
Constantino Carvallo también se desempeñó en otra faceta como dirigente de Alianza Lima, durante los diez años de su labor dirigencial, desarrolló un programa en el que formó una nueva generación de destacados deportistas, y muchos de ellos también estudiaron en Los Reyes Rojos con apoyo de él.
Hace unas semanas que fuera internado en una clínica local por problemas al corazón, se vio embestido por un paro cardiaco y como si se tratara de un silbato final de algún partido de su querido Alianza Lima, Constatino Carvallo falleció de un infarto.
Pareciera que los peruanos estamos sentenciados a perder a grandes hombres en la plenitud de su vida y en todo el apogeo de sus mejores proyectos.
Ejemplos clamorosos de esas fatalidades, son nuestro gran pensador José Carlos Mariategui y nuestro más destacado poeta César Vallejo, que partieron a muy temprana edad a la eternidad.
Acaso los peruanos estamos condenados a perder a nuestros mejores cuadros y quedarnos con medianías y en algunos casos mediocridades; o quizás el mensaje sea otro, que las nuevas generaciones formadas bajo el liderazgo de ellos, tienen la misión de continuar con sus obras.
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