martes, 14 de junio de 2016

“En la universidad descubrí que lo de los ovnis era mentira”

Tras leer a los grandes escépticos estadounidenses, el españolLuis Alfonso Gámez dejó de creer en los ovnis, pero se interesó más en ellos,  en los temas paranormales, el espiritismo y el esoterismo. Asegura que aunque los expertos en estos temas son solo mentirosos, han abierto la oportunidad de aprender cada vez más sobre cómo es el ser humano.

—¿Existen los seres extraterrestres?
La mejor prueba de que no nos han visitado los extraterrestres es que los ufólogos digan que se parecen mucho a nosotros. Somos el producto de miles de millones de años de evolución. Que hayan llegado alienígenas, copulado con humanos y tenido descendencia, entra en el campo del humor. En la ciencia ficción esto se usa, pero por una razón muy lógica: es muy difícil ‘empatizar’ con algo diferente a nosotros, como una lechuga.  Pero también hay la búsqueda seria de vida en el cosmos.

—¿Pero realmente hay vida en el espacio?

Los científicos creen que puede haber vida en nuestro sistema solar, tanto en Marte como en los océanos subsuperficiales que tiene Europa [una de las lunas de Júpiter]. Lo que la gente pasa por alto muchas veces es que los científicos y los escépticos no solo hablamos de que el cosmos es muy grande, sino que hay otra variable: llevamos aquí muy poquito tiempo. Según el calendario cósmico de Carl Sagan, llevamos menos de un minuto de un año cósmico. ¿Por qué justo ahora van a venir? La casualidad sería enorme tanto en el espacio como en el tiempo.

—Sin embargo, los ufólogos tienen como bandera el escepticismo, pues no creen en la versión oficial…

Es un escepticismo mal entendido. Sucede que no creen en lo que no quieren. De chico me gustaban mucho los platillos voladores. En la universidad descubrí que todo era mentira ... y me interesé en ellos mucho más. El ufólogo va adaptando su discurso. Un astrofísico del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (EE.UU.) me decía que nosotros podemos ser como la persona que vive en el Amazonas que está siendo bañada por ondas de radio con nuestros programas radiales y televisivos. Pero como no tiene receptor ni sabe que existen, no nos capta. Quizás estamos bombardeados por señales alienígenas de algún medio que el ser humano del siglo XXI aún no detecta.

—Pero esos ufólogos suelen sugerir que todo es parte de una gran teoría de la conspiración, que nos quieren ocultar la verdad…

El tema de la conspiración viene muy bien para escudar tu falta de pruebas. Los ufólogos, y todos generalmente, decían en los años 70 que los gobiernos ocultaban la verdad. A medida que se desclasifican los casos los ufólogos siempre dicen: “Hay más documentación”.

—¿Y no la hay?

Por desgracia para ellos, lo que ha demostrado la liberación de documentos por parte de las grandes potencias es que han sido los tontos de la conspiración. Mientras los gobiernos  jugaban a ocultar sus pruebas de aviones espías y otros bajo la cortina de los ovnis, el ufólogo empezaba a hablar haciendo un favor a las autoridades para encubrir la verdad. Los gobiernos preferirán que la gente hable de platillos voladores a plantearse si se trata o no de un avión espía. La idea de las conspiraciones siempre es la misma: yo sé algo que tú no sabes y para demostrártelo, tomo solo un dato de un montón y sobre él intento construir la pirámide sobre la que está la realidad. Eso no quiere decir que no existan conspiraciones reales. Por desgracia, hay gobiernos que han eliminado gente y hecho cosas terribles, pero eso no significa que todo sean conspiraciones.

—En cuanto al esoterismo, ¿por qué tanta gente cree en ello pese al mayor acceso a la información?

Somos el único bicho sobre la Tierra consciente de que va a morir. Entonces todo el mundillo de lo paranormal, el espiritismo, la parapsicología y demás nos da una trascendencia más allá de lo físico. ¿A quién no le gustaría que existiera una vida después de la vida? ¿O a través del espiritismo preguntarle cosas a gente ya fallecida? Lo que me encantaría que existiera no quiere decir que exista. La gente se muere y ya está; eso hay que admitirlo aunque sea duro. El espiritismo moderno te dice que más allá de la muerte hay otra vida. Te vende la misma eternidad que te puede ofrecer la Iglesia Católica, pero de otra manera. El día que se acabe todo se inicia otra película.  El miedo a la muerte es humano y no tiene nada de malo.

—No solo se cree en la vida después de la muerte, sino en medicinas milagrosas sin fundamento científico.

Llama la atención el arraigo de la homeopatía pese a lo irracional y anticientífica que es. Lo que más molesta a los homeópatas es el suicidio homeopático que consiste en tomar un montón de pastillas de un producto homeopático. La razón de la molestia es simple: desde chicos nos enseñan que si se toman muchas pastillas puedes acabar muerto. Si un niño ve que un adulto toma 40 pastillas y no le pasa nada, su conclusión será: “Es que eso no es nada”. Si un niño de 12 o 13 años deduce que la homeopatía no es nada, no va a comprarla ni caer en ella de mayor.

— Pero pese a ello sigue teniendo mucho éxito.

La homeopatía es un timo contemporáneo que no ha aliviado ni curado a nadie. Viene desde fines del siglo  XVIII e inicios del  XIX, cuando los médicos eran auténticos matasanos. Ibas muy enfermo o no tanto a un médico y morías. Frente a eso, que te dieran agua cuando no estabas muy mal no te mataba. Entonces parecía que era mejor, pero en 200 años no curó a nadie. Tenemos que pelear en nuestros países para que la medicina y la sanidad pública lleguen a todos. Y pelear para que entre en la medicina pública solo lo que funciona científicamente, porque de entrar toda esta zarandaja de la homeopatía, el reiki o la acupuntura van a retraer recursos de lo que realmente funciona y salva vidas.

La ficha
Luis Alonso Gámez nació en Bilbao hace 53 años. Estudió Historia y luego me volvió periodista. Trabajo en el diario “El Correo” de mi ciudad natal cubriendo temas de ciencia. Da charlas y ha escrito tres libros sobre pseudociencia. Es fundador de Círculo Escéptico de España.
Fuente: El Comercio

No hay comentarios: